El rey de Zamunda
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De un mito a otro mito. Regresa Eddie Murphy de la mano de una de sus más grandes creaciones: El príncipe Akeem y su retahíla de disfrazados personajes secundarios. Es la hora de heredar el reino. Todo lo que aquí ves te pertenece. Tú eres… ‘El rey de Zamunda’.

“¡Qué me aspen! Mira quién se ha dignado a venir. Pero si son Kunta Kinte y el Ébola. El hambre y Los diamantes de sangre. Nelson Mandela y Winny. A ver, ¿Qué haces otra vez por aquí, Hotel Rwanda?”

Crítica El rey de Zamunda

Eddie Murphy regresó al ruedo pleno de motivación en 2019 con Yo soy Dolemite (Craig Brewer, 2019). Ahí puso en primera línea de batalla unos cuantos proyectos que más que menos resucitarían mitos de su filmografía traídos a nuestros días. Una vez dejada para más adelante, por el momento, la cuarta entrega deSuperdetective en Hollywood (Martin Brest, 1984), la señalada en rojo eraEl príncipe de Zamunda (John Landis, 1988). Hablamos de un emblema ochentero que Murphy levantó junto al muy viral, en aquellos años, John Landis y de la mano del cómico Arsenio Hall.

En ‘El rey de Zamunda’ repite el director de ‘Dolemite’, Craig Brewer. Aquí lo hace totalmente plegado a un perpetuo y, muchas veces, forzado tono de revisitación al original. A esto no ayuda un visiblemente incómodo Eddie Murphy. Sus expresiones, en varios momentos, parecen de no estar conectado para nada a la filmación. Todo lo contario que un Wesley Snipes totalmente exagerado como el General Izzy. Recordemos que este personaje, en el film original, ya era importante, pero con los rasgos de su padre: el Coronel Izzy (Calvin Lockhart).

Si en algo destaca ‘El rey de Zamunda’ es en su todavía más acentuado tono de sketches sin conexión. Y también en ver qué harán Arsenio/Eddie cuando recuperen a los personajes más extravagantes de aquella. Me refiero a los sabios de la barbería, el predicador o el inenarrable Randy Watson. Estas apariciones están más que menos dosificadas, pero poco trabajadas. Entre medias tenemos una trama calcada al original, aunque dando la vuelta al lugar. Esto le quita gran parte del encanto que tenía: llevar a un no-americano a uno de los barrios menos populares de Nueva York.

Quizá todo lo ya comentado fue visto rápidamente por Paramount Pictures antes de siquiera dar el primer golpe de claqueta. Por eso no dudaron en quitarse de en medio el film. Para ello vendieron sus derechos internacionales a Amazon Studios por 125 millones de euros. Ojo, el film se rodó a principios de 2019 en Atlanta y en platós paralelos a los de ‘Bad Boys for Life’ (Adil El Arbi, Billal Fallah, 2020). También se filmaron planos adicionales en Nueva York y gran parte de pantalla verde en todo lo que sucede en el país ficticio de Zamunda y en Aquí Al Ladia, el país vecino y rival dominado por el General Izzy con clara reminiscencias a la dictatorial Rwanda.

Lo que nos queda, si quitamos los momentos de obligado homenaje a ‘El príncipe de Zamunda’, es la repetición de un esquema narrativo, dado la vuelta, y con la inserción de una serie de personajes y subtramas muy en boga hoy día. Todo eso no hacen más que dar un tono de solemnidad que no pega para nada con lo que uno espera ver: una comedia sobre “un pez fuera del agua”. Especialmente metida con calzador es la parte que toca el ya cansino tema del empoderamiento. Un tema que parece debe contener cada nuevo film, remake o secuela de películas de glorias pasadas. Así las cosas, básicamente tenemos lo mismo de 1988… pero sin chispa, gracia ni ganas. Un film hecho para contentar y/o cubrir el cupo.

Del reparto del original, más que nombrar a todos los que vuelven, es más rápido citar a los que no veremos: Frankie Faison (Lanlord) Eriq La Salle (Darryl) y la hermana de Lisa: Allison Dean (Patrice). Pequeño homenaje para la desparecida Madge Sinclair (Reina Aeleon) quien murió en 1995. En el apartado de cameos se lleva la palma un muy respetado actor ganador del Oscar que hace de sí mismo. También sobresalen algunos cantantes virales.

De las incorporaciones decir que ninguna sobresale. Aunque algunos les ponen ganas como Jermaine Fowler (Lavelle Junson), el hijo de Akeem en Queens. No teman porque, llegado el momento, explicarán cómo esto puede ser posible. También destacar a Kiki Layne como Meeka, la hija mayor de Akeem. Meeka cree que debe ser ella la reina cuando su padre falte, aunque las leyes de Zamunda no lo contemplan. El resto no aportan nada y sí no salieran daría igual. Finalmente mencionar a Bella Murphy, hija en la vida real de Eddie Murphy, quien precisamente da vida a una de sus tres hijas, la mediana, Omma.

“Debes prestar atención a mis últimas palabras en vida, hijo. Ahora tú serás el rey. Pero el trono deberá pasar a un heredero varón. ¡Akeem parece ser que tienes un hijo! ¡Debes encontrarlo!” (Rey Jofer)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de El rey de Zamunda, un film cuyas expectativas no eran halagüeñas. Al final nos encontramos con un producto hecho solo para contentar a los muy fans y poco más. Si quieren risas… siempre nos quedará el original, un clásico por el que no pasan los años.

Tráiler de El rey de Zamunda

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