¡Jo, qué noche!

GÉNERO: Comedia
DIRECTOR: Martin Scorsese
TÍTULO ORIGINAL: After Hours
PAÍS: EE.UU.
AÑO: 1985
DURACIÓN: 97 minutos
GUIÓN: Joseph Minion
FOTOGRAFÍA: Michael Ballhaus
MÚSICA: Howard Shore

📄 SINOPSIS:

Paul Hackett trabaja en una compañía como procesador de datos. Su vida parece adherirse a una rutina constante, hasta que una noche cualquiera, mientras se encontraba leyendo ‘Trópico de cáncer’ en una cafetería, conoce a Marcy, una joven fan de Henry Miller. Tras intercambiar sus teléfonos, Paul decide llamarla nada más llegar a casa. Y esta lo invita a pasarse por el estudio que comparte en el Soho con su amiga Kiki. Lo que Paul ignora es que esta será la noche más larga de su vida. (Cineycine).

“Ya sabía yo que eras un tío estupendo. Espero que mañana no tengas que madrugar y eso. Porque eres alguien con quien se puede hablar… y esta noche siento que algo se va a liberar en mí. Siento… como si fuera a pasar algo increíble ¡Estoy muy nerviosa! ¡Qué bien que hayas venido!”. Martin Scorsese presenta a Griffin Dunne en ‘¡Jo, qué noche!’.

“Yo solo quiero irme a casa” (Paul)

Crítica de ¡Jo, qué noche!

Sobre finales de 1983, Amy Robinson y Griffin Dunne se encontraron en un festival de cine con la posibilidad de comprar un guión prometedor titulado ‘Lies’. El libreto era del desconocido Joseph Minion, el cual había realizado unos años antes el cortometraje ‘The Office’ (1981). Tanto Robinson como Dunne tenían ambiciones de productores. Robinson se había fogueado largamente en la década anterior trabajando para importantes cineastas como Brian De Palma y Martin Scorsese. Mientras que Dunne tenía en su haber el exitazo deUn hombre americano en Londres (John Landis, 1981). Además recién salía de coprotagonizar ‘Johnny Peligroso’ (Amy Heckerling, 1984). El objetivo era poder rodar prácticamente por su cuenta una película de bajo presupuesto. Y rodarla con un director prometedor y de una manera casi semiprofesional con un rodaje en exteriores de Nueva York y alrededores.

Un dibujante de Disney llamado Tim Burton tuvo varias reuniones con Dunne y Robinson. Por otro lado, este último hizo llegar el guión a Martin Scorsese para que lo leyera, puesto que le recordaba en cierta esencia revisionista, y en clave de comedia, aMalas calles (1974). Un buen día sonó el teléfono. El abogado de Scorsese estaba al otro lado del aparato. El famoso director había visto como cancelaban su primer intento de dirigir ‘La última tentación de Cristo’ y se encontraba “ocioso”. Así que vio en ‘Lies’ una posibilidad de volver, en parte, a sus inicios. Cuando Burton se enteró, se retiró gentilmente del proyecto. Y así fue como todo empezó a coger forma hasta llegar a ‘After Hours’. En España, el título mutaría a la mucho más alocada traducción de ‘¡Jo, qué noche!’, que refleja acertadamente el tono y las intenciones de la propuesta.

En la trama, un ciudadano corriente se ve arrastrado por una negra noche hacia el abismo. El pobre tipo se deja liar por una serie de personajes a cada cual más extraño en lo que era, en apariencia, una jornada post-laboral de distracción con una chica aparentemente jovial… Este tipo de films abundaron en cierta forma en los ochenta. Cintas en donde una noche fuera de casa podía costarte la vida. Y, sin duda, ‘After Hours’ es uno de sus máximos exponentes. Además funciona a la perfección como escuela de actores y actrices. La gran mayoría de ellos en su vertiente cómica, que luego harían carrera en dicha década y en la posterior. Al tiempo que lograría que Scorsese recuperase la fe en el cine, enlazando tras ella una buena serie de películas de gran nivel.

‘¡Jo, qué noche!’ es una comedia negra exageradísima. Una experiencia vital que afecta de forma irreversible. Una peripecia total en donde Scorsese mira atrás a sus tiempos más independientes y, de paso, anticiparía temáticas luego recogidas en la igualmente infernal, pero menos conseguida, ‘Al límite’ (1999).

El libreto de Minion es ejemplar en el aspecto descrito. Su guión avanza en modo sucesión de catástrofes urbanas. Desde que, al inicio, Paul sale de su piso a deshoras hasta el final, vivirá en sus carnes una serie de situaciones que harían perder los estribos al más calmado. El desfile de personajes extravagantes y grotescos es descomunal. La noche de la urbe queda así a la altura de un manicomio de puertas abiertas. Ojo a la pareja que forman Kiki y Horst… o a las mujeres, a cada cual peor, con las que se va cruzando Paul mientras intenta escapar de una lluvia torrencial y encontrar la manera de volver a casa. Todo esto entrando ya en un estado de nerviosísimo extremo que se va apoderando también de todos los demás personajes. Personajes enloquecidos por diversos motivos que terminan por proyectar su ira sobre Paul.

La fotografía de Michael Ballhaus, la cual transcurre casi por completo de noche, logra de forma angustiosa que nos sintamos totalmente acorralados, al igual que Paul, en situaciones que nos sobrepasan. Muy bien casa con las imágenes la música a cargo de Howard Shore. Atención la inesperada inclusión de una sevillana durante el viaje en Taxi que abre el cajón de las desgracias cuando Paul pierde el billete de 20 dólares.

El elenco lo encabeza un totalmente sobrepasado Griffin Dunne (Paul Hackett). El actor, posteriormente reconvertido en director, ilustra a la perfección el rol de hombrecillo deudor del intérprete setentero medio en la línea de Dustin Hoffman o Al Pacino. Para la historia quedan, aparte de sus correrías en las prácticamente cuatro esquinas donde queda atrapado en una especie de laberinto sin fin, los tremendos ataques de coraje que le dan cuando descubre que el porro ofrecido por Marcy es césped… o cuando se va topando a cada paso con mujeres estrambóticas bajo un falso halo de amabilidad. Eso sí, debemos decir que gran parte de los problemas que le caen encima se los busca él mismo, al no saber decir la verdad, o intentar mentir para salir adelante en varias situaciones. Muchas de ellas producto de la impotencia y el miedo que lo va dominando.

Por su parte, Rossana Arquette es Marcy. Su rol esconde ante una fachada de vulnerabilidad a una mujer con importantes demonios internos. Cuando Paul se dé cuenta será demasiado tarde. Marcy es quién desencadenará todo. Su compañera de piso es una felina y andrógina Linda Fiorentino (Kiki). Ella anticipa los acontecimientos cuando lanza las llaves a Paul desde la ventana. El gesto de este marcará el tono de sus decisiones el resto del metraje.

Papeles de reparto, y con algunas buenas escenas para su lucimiento, quedan para John Heard como un barman quemadísimo de un bar que suele tener “ambiente” de madrugada. Teri Garr como una camarera con un peinado de Miss de los años sesenta. Por supuesto, también citar al gran Dick Miller como un trasnochado filósofo de cafetería. Acabando con el casting veremos a Verna Bloom como una mujer madura que anda a la caza en el Club Berlin. Y una inclasificable Catherine O`Hara en el rol de Gail, una bromista de cuidado con una vengativa cara oculta.

“Una noche complicada, ¿eh?” (Gail)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de ¡Jo, qué noche! Una pesadillesca, tronchante, genial, absorbente, terrorífica y lúdicamente perversa película. Una propuesta plagada de secuencias inenarrables y de encerronas descomunales. Scorsese nos invita a ver a un pobre diablo pasar las de Cain solo por tener la ambición de ligarse a una chica en una noche “diferente”.

Tráiler de ¡Jo, qué noche!

+ Lo mejor:

No da tregua desde el momento en que Paul toma el taxi fuera de su casa para ir hasta el Soho. La encarnación de un hombre sobrepasado a cargo de un excelso Griffin Dunne. La colección de “seres de la noche”. Logra de manera notable impregnar de la marca Scorsese este alocado viaje sin retorno.

- Lo peor:

Algunas resoluciones de actos que suceden por qué sí… sobre todo los relativos a la desaparición de Marcy.

Puntuación de Cineycine

DIRECCIÓN
7.5
GUIÓN
7.5
REPARTO
7.5
7.5

J. Glez

Crítico de cine especializado en análisis cinematográfico y reseñas detalladas de películas.
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