Los cuatro hijos de Katie Elder

📄 SINOPSIS:
Tras la muerte de su madre, cuatro hermanos distanciados se reúnen nuevamente. Los cuatro comprueban que el rancho familiar que creían aún poseer les fue arrebatado. Además se enteran de que su propia madre malvivió los últimos años de su vida haciendo todo tipo de trabajos para que el menor de todos ellos pudiera ir a la universidad. Mientras discuten cual es la mejor manera de honrarla… el pueblo que dejaron atrás, comandando por el cacique de lugar, comienza a mostrarse cada vez más hostil con ellos. (Cineycine).
“Una mujer querida por todos, honesta y trabajadora, deja este mundo un poco mejor de lo que era por haber vivido en él. Quienes la conocieron y la amaron, son mejores por haber vivido al calor de su comprensión. Fue una mujer que nunca deseo nada para sí… prefería dar lo que tuviera a recibir nada. Consagró su vida a ayudar a su familia y a sus amigos”. John Wayne es el mayor de ‘Los cuatro hijos de Katie Elder’.
“Tú puedes comprarle un ángel o un cordero. Pagarle cuanto hizo con un trozo de mármol. Puedes tomar esa decisión. Pero, en este caso, decido yo. Aunque haya que matarlos a todos ninguno de nosotros huirá. Kate gana esta vez” (John Elder)
Crítica de Los cuatro hijos de Katie Elder
El film que hoy nos ocupa supuso el regreso de “El Duque” junto a uno de sus más fieles colaboradores, Henry Hathaway. Bajo sus órdenes acabaría ganando el único Oscar de su carrera tan solo cuatro años después con la inolvidable ‘Valor de ley’ (1969). Pero ahora toca hablar de ‘Los cuatro hijos de Katie Elder’, la película en la que John Wayne volvía al género que mejor le definió. De hecho, Wayne regresaba al cine tras la primera de las importantes cirugías que se realizó. Y todo para intentar eliminar el cáncer de estómago que acabaría finalmente con su vida en 1979.
‘Los cuatro hijos de Katie Elder’ es un western para prácticamente todos los públicos. Un film que, en gran parte, quería rendir un homenaje a la figura materna. La idea original procedió del escribano Talbot Jennings en su último crédito en esta materia. El planteamiento de Jennings fue luego ampliado por hasta tres guionistas. Y todo para dar forma al guión final. Un libreto que así podía dar cabida a Dean Martin y plegarse a las ideas de desarrollo del mismo que tenían tanto Wayne como Hathaway. Gran parte de las ideas de Wayne, también productor, eran un homenaje a su propia madre en vida.
Sea como fuera, el guión traza buenas líneas de diálogo. Además hace que el espectador rápidamente se sienta identificado con una temática universal: el amor de una madre para con sus hijos. También se exponen los diferentes caracteres entre hermanos, la búsqueda del camino correcto y ¡cómo no! la dura existencia que todo hombre y mujer debían soportar en el salvaje Oeste. Aunque lo cierto es que se abraza, casi desde el principio, una óptica despreocupada en varios personajes. Se lleva la palma el jugador empedernido al que da vida el eterno trasnochado Dean Martin (Tom Elder). Al mismo tiempo, muestra a dos tipos de villanos: el que se vende por dinero al mejor postor y el que toma por las malas lo que se la antoja, pese a quien le pese.
Eleva el conjunto la rápidamente reconocible fanfarria a cargo del maestro Elmer Bernstein. Y la fotografía en manos de Lucien Ballard. La misma presenta bellas postales al más puro estilo John Ford, sobre todo aquellas que siguen a los hermanos en la inacabada peripecia de guiar a unos caballos.
En cuanto a la dirección de Hathaway, todo un veterano curtido en gran cantidad de westerns, se nota que conoce a la perfección cada camino por el que transita. De manera excepcional sabe dar cancha tanto al clan de diferentes hermanos como a los villanos. Estos últimos se van acercando con el pasar de los minutos hasta el inevitable y esperado doble clímax… Sin duda, pocos peros se le pueden poner a nivel ritmo, sabiendo muy bien el tipo de película para prácticamente toda la familia que estamos viendo. Hathaway va desde el drama hasta la comedia despreocupada. Y esto lo hace pasando por la acción y la manipulación del pueblo contra los débiles por parte del más fuerte.
Respecto a la acción, y cuando les toca hablar a las pistolas y a las escopetas, estas lo hacen de manera altamente efectiva. Y eso a pesar de ser un film que da entrada a muchos personajes que están para surtir de información sobre la venerable figura de la nunca revelada Katie Elder del título. Por cierto, citar como curiosidad que este largometraje que hoy reseñamos conoció un ciertamente imposible remake en clave urbana y moderna. Me refiero a un film de John Singleton con Mark Wahlberg heredando las botas de John Wayne: ‘Cuatro hermanos’ (2005).
En el elenco, y de entre los hermanos, sobresalen John Wayne y Dean Martin. Ambos eran ya viejos conocidos que sabían muy bien como darse las réplicas. Aquí son los dos hijos mayores de Katie Elder. Wayne es John, un mitificado pistolero que nunca rehúye la violencia… siempre que sea estrictamente necesaria. Y Martin es Tom, un jugador que se vale de mil embustes para beber con el dinero de los demás. Eso sí, cuando hay problemas prefiere salir por patas… Tanto Wayne como Martin clavan a la perfección sendos personajes que les encajaban como anillo al dedo. Ojo a cierto careo en una celda con los dos como principales protagonistas… y a la desternillante pelea en casa de Kate en pleno desayuno. En ambas secuencias los dos actores se pueden lucir en diferentes grados de drama y comedia.
Los otros dos miembros del clan Elder son Earl Holliman como Matt, el siempre preocupado hermano mediano. Y Michael Anderson Jr es Budd, el excesivamente mimado hermano menor de todos ellos. Un chaval de apenas dieciocho años que no sabe nada de la vida. Por su parte, Martha Hyer como Mary prácticamente es la única mujer del casting. Intenta aportar cordura como una vecina que adoraba a Katie, a la que prometió cuidar de sus hijos como buenamente pudiera. También buenas actuaciones entregan el veterano Paul Fix como un Sheriff que intenta que la paz reine en Clearwater. Jeremy Slate es su envalentonado ayudante. Es un hombre que teme en exceso la fama de John Elder y se mantiene demasiado alerta ante su presencia. Atención a sus ojos claramente viciados.
Y ya, del otro lado del espectro, citar tres actuaciones bien diferentes. Por un lado, un contundente James Gregory como Morgan Hastings, el clásico autonombrado cacique del lugar. Un tipo que no va a permitir que ni los Elder ni nadie le desmonten su chiringuito. Por otro lado está Dennis Hopper encarnando a Dave, el flojo de su hijo. La performance de Hopper es intencionadamente patética… llevándose una buena tunda de bofetones por parte de John Elder mientras llora como un niño asustado. Y, finalmente, tenemos a un amenazante George Kennedy como el pistolero de alquiler Curley.
“Un hombre puede crecer con su pueblo o morir con él” (Hastings)
En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de Los cuatro hijos de Katie Elder, un ameno y sentido western festivo que promueve valores como la familia, el sacrificio, el deber y la diferencia entre el bien y el mal. Notablemente encabezado por un gigante John Wayne y con un par de buenos y odiosos villanos. Una receta ganadora que bien merece su buena fama.
Tráiler de Los cuatro hijos de Katie Elder
La dinámica entre los hermanos. Honrar la figura de la madre en un mundo tan salvaje y sin tregua como el antiguo oeste. El par de ejemplares villanos a cargo de George Kennedy y James Gregory. La sensacional encerrona en el puente.
Cierto puritanismo con la inclusión del personaje de Martha Hyer que, en cualquiera caso, tiene a su cargo un tremebundo monólogo sobre Texas. El ciertamente abrupto final (quizá hubiera necesitado de algunos minutos más felices).