Silencio
A finales de mayo de 1640 dos jóvenes jesuitas, los padres Rodríguez y Garrupe, se adentran de manera oculta en el hostil y anticristiano Japón. Su objetivo es encontrar a su mentor, el padre Ferreira, que desapareció sin dejar rastro hace tiempo en el país del sol naciente. (Cineycine).
Bien puedo definir la apostasía como la negación, renuncia o abjuración a la fe que hace de manera pública el creyente en una determinada religión. Normalmente los efectos de la apostasía se terminan sufriendo en… ‘Silencio’.
“Sufrí a su lado. Nunca estuve en silencio”
Crítica de Silencio
Antes que nada, y para los que desconozcan la información, conviene poner de manifiesto que ‘Silencio’ (Silence) está basada en la novela homónima del escritor japonés Shusaku Endo. Su novela se centraba en la figura real del jesuita Christovao Ferreira (1580-1650). Ferreira fue un misionero portugués que cometió apostasía en Japón después de haber sido torturado.
‘Silencio’ se publicó en 1966 y fue recibida con un gran éxito de ventas y repercusión internacional. Martin Scorsese la conoció en 1988 gracias al arzobispo Paul Moore. Este último se la regaló durante un pase especial en Nueva York de la película ‘La última tentación de Cristo’. Scorsese quedó fascinado por la obra de Endo porque: “trataba asuntos muy profundos y serios sobre el cristianismo. Pienso constantemente en la fe y la duda, la debilidad y la condición humana. Todos ellos son temas que la novela de Endo plantea de una manera muy directa”. Nada más leerla, Scorsese quiso convertirla en película. No obstante, diferentes problemas fueron posponiendo el proyecto. Sin embargo, en su tiempo libre, Scorsese seguía trabajando en el guión. Tan es así que en 2007 se publicó una nueva edición de la novela incorporando un prólogo suyo. Finamente, en 2016, su anhelo se hizo realidad.
El libreto del film no es otra cosa que una profunda reflexión sobre la fe, las dudas y el silencio, la esperanza y el martirio. Un script que inunda la pantalla de una muy sentida simbología religiosa: crucifijos, imágenes sagradas, rosarios, o monedas de plata. Inclusive, asistiremos a un innegable paralelismo (“transformación”) entre las figuras del padre Rodríguez (Adam Garfield) y el mismísimo “Jesucristo” (atención al momento en el que mira su reflejo en un río).
Por otro lado, la película también es una denuncia pública del hostigamiento y persecución al cristianismo en el Japón del siglo XVII. En este sentido, el propio Scorsese dedica el film “a los cristianos japoneses y a sus sacerdotes”. Una cruel y dura persecución llevada a cabo por los líderes del país nipón para evitar perder el control y costumbres de las regiones y sus pobladores. Persecuciones cuyos puntos más inhumanos serán las diferentes torturas físicas y psicológicas que padecerán las víctimas. Ahora bien, dejando esto al margen, no dejan de ser interesantes los cambios de impresiones y/o debates que tendrán algunos personajes en momentos determinados y que provocarán algún que otro giro o situaciones dejadas a la libre interpretación.
‘Silencio’ también destaca por su espléndida ambientación natural brillando mucho la fotografía de Rodrigo Prieto. Una ambientación que poco o nada tiene que envidiar a films como: ‘Camino a la libertad’ (Peter Weir, 2010) o ‘El renacido’ (Alejandro G. Iñárritu, 2015). El peregrinar por Japón de los jesuitas se convertirá en todo un placer para los amantes del National Geographic con recorridos por aldeas, cuevas, playas o montañas. Destacar que la película fue filmada a la vieja usanza y en localizaciones reales de Taiwán, porque a juicio de Scorsese: “sus paisajes de mar y montaña eran justo lo que necesitábamos”. El rodaje en este país se realizó una vez descartado Japón, y se consiguió gracias a la ayuda y gestiones de un realizador tan importante como es Ang Lee.
Antes de pasar a comentar el reparto quiero hacer una parada en la banda sonora de Kathryn Kluge y Kim Allen Kluge. En este apartado hay que resaltar que apenas hay música a lo largo de los 161 minutos de metraje y tampoco se la echa de menos. Destacar que tan sólo se escuchan brevemente en dos secuencias unos coros y el sonido de unos tambores, nada más. El resto es la música que tocan en un determinado momento unos aldeanos.
Teniendo en cuenta lo anterior, en lugar de composiciones musicales, lo que hay en ‘Silencio’ es el propio sonido de la Naturaleza: las olas del mar chocando contra las rocas de la costa, la lluvia, el viento, los grillos, las gaviotas,… Esa es la verdadera “música” de la película. Esa y la voz del Padre Rodríguez narrando sus experiencias a través de las cartas que escribe al Padre Valignano (Ciarán Hinds en un papel de no más de cinco minutos).
“Perdóneme Padre porque he pecado”… Los gritos del silencio.
El gran protagonista es Andrew Garfield que consigue su mejor actuación hasta la fecha y por encima de la exhibida en ‘Hasta el último hombre’. Garfield recrea con grandísimo sentimiento al Padre Rodríguez. El actor entrega a un gran amante de la figura de Jesucristo y profundo seguidor y admirador de su mentor, el padre Ferreira. Sin embargo, a lo largo del film y gracias a determinados diálogos, vamos viendo como sus creencias no son tan fuertes como su amor por Cristo. Un ejemplo de esto es esta frase que resume sus dudas: “Rezo, pero ando perdido”. Finalmente, ya comenté antes los enormes paralelismos que se van trazando entre su Padre Rodríguez y la figura de Jesús, con la abismal diferencia de que Rodríguez es un simple mortal…
El compañero inseparable de Garfield en este peregrinar por tierras niponas es Adam Driver como el Padre Garrupe, otro discípulo del Padre Ferreira. Driver también está francamente bien en este rol, especialmente en una escena que pone los pelos de punta. Tanto a Garrupe como a Rodríguez les ayudará Kichijiro, un lugareño proscrito que les servirá de traductor y al que da vida un muy destacado Yôsuke Kubozuka. Este Kichijiro es un personaje ciertamente complejo y atormentado. Un tipo que viene a representar en ‘Silencio’ el papel de uno de los discípulos de Jesús… De Liam Neeson decir que da vida al ya varias veces citado Padre Ferreira. Neeson luce muy serio y no puedo comentar nada más al respecto para evitar «spoilers».
El villano del film está encarnado por Issei Ogata que da vida al Inquisidor Inoue-Sama. Ogata recrea a un anciano absolutamente repelente en todo: voz, gestos, ademanes, acciones y pensamientos. Su labor no puedo más que calificarla de soberbia, ya que en todo momento consigue su objetivo de posicionarnos contra él, pese a su aparente «amabilidad y buen trato». Su mano derecha (y también traductor) está interpretado por Tadanobu Asano, que brilla como un tipo con lengua envenenada y que realiza su labor de intérprete con verdadera saña.
Otros intérpretes que conviene resaltar también por sus conseguidas y sentidas interpretaciones son Shin’ya Tsukamoto y Yoshi Oida. Ambos dan vida a dos aldeanos creyentes, Mokichi e Ichizo. Los dos vienen a ser los líderes espirituales de su aldea (especialmente Ichizo) hasta que llegan los padres jesuitas.
En conclusión.
Finalizo esta crítica de Silencio, una gran película que seguramente no llegará a todo el público de la misma manera. Ahora bien, tras de sí deja la clara sensación del enorme trabajo realizado en su filmación. Un film que ahonda profundamente en la fe, la duda y el silencio y, sobre todo, en el inexpugnable pensamiento, creencia y vida interior. Como detalle final, apuntar que ‘Silencio’ tuvo un primer pase en el propio Vaticano.
Tráiler de Silencio
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La película me ha gustado, a pesar de que tengo claro que no es un producto que vaya a ser del gusto de todos los públicos. Lo largo del metraje y la temática que aborda, así como un ritmo en ocasiones tedioso, harán que más de uno se aburra o mire incómodo el reloj. Pero en lo que a mi respecta me ha parecido interesante el repaso a la vida y creencias de dos religiosos que van al nuevo mundo en búsqueda de un desaparecido, aunque se idelalice en cierta medida el fanatismo de aquellas gentes. Eso sí, no llega al nivel de excelencia de esa gran película de religiones en parajes salvajes que era La Misión.