El padrino. Parte III

GÉNERO: Drama
TÍTULO ORIGINAL: The Godfather Part III
PAÍS: EE.UU.
AÑO: 1990
DURACIÓN: 162 minutos
GUIÓN: Mario Puzo y Francis Ford Coppola
FOTOGRAFÍA: Gordon Willis
MÚSICA: Carmine Coppola

📄 SINOPSIS:

Nueva York, 1979. Michael Corleone ya es un hombre de avanzada edad en perpetua búsqueda de su propia redención. Plenamente consciente de su mortalidad intenta juntar a su familia, aquella que perdió por sus negocios años atrás. La llegada del hijo bastardo de Sonny Corleone le traerá recuerdos de su pasado y leves esperanzas de haber encontrado a un sustituto con la pujanza y ambición de la juventud. Pero cuando intente blanquear su imagen, haciendo negocios con la mismísima iglesia del Vaticano, todo en su mundo amenazará con explotar irremediablemente. (Cineycine).

“¿De qué sirve confesarme si no me arrepiento? Le he sido infiel a mi esposa. Me he traicionado a mí mismo. He matado a hombres. Y también he ordenado otras muertes. Dejémoslo… es inútil. Ordené la muerte de mi propio hermano. Él me hizo daño. Maté al hijo de mi madre. ¡Maté al hijo de mi madre!”. Francis Ford Coppola presenta el final de Michael Corleone. Al Pacino es ‘El padrino. Parte III’.

“Justo cuando pensaba que estaba fuera vuelven a involucrarme. Nuestro verdadero enemigo aún no ha enseñado su verdadera cara” (Michael Corleone)

Crítica de El padrino. Parte III

Hay una afinidad clara entre el criminal que ve llegar sus últimos días, y debe de mirarse en el espejo y hacer las paces consigo mismo, y aceptar al viejo del espejo. En algunas ocasiones, el espectro que te devuelve es monstruoso. A pesar de que sus intenciones no lo fueran. Y es entonces en donde la redención y el perdón se vuelven una meta titánica. El pasado no se puede borrar y la suerte está echada… Sobre ese tema se sustenta el eje de ‘El padrino. Parte III’.

Pero antes de llegar a lo anterior… había otro guión perpetrado por la propia Paramount Pictures. El objetivo era que Francis Ford Coppola, que en esta ocasión necesitaba de “El padrino” más que el revés,… llegará, rodara y entregara una película con la marca ‘Godfather’ lista para estrenarse en las navidades de 1990. Coppola se unió a Mario Puzo. Y juntos casi declinaron por entero el guión de encargo de la Paramount y reescribieron la historia. Volvieron en gran parte al film original. Cambiando en esta ocasión a Vito por Michael, y especulando con la idea que alguien como Sonny heredara el poder en la familia. En este caso, el personaje pasó a manos de Andy Garcia (Vincent Mancini), después de que se rumoreara a John Travolta para dicho papel.

Todo el material de ‘El padrino III’ ya no venía de un cineasta joven y apasionado buscando la inmortalidad. Ahora venía de un director que se había enfangado por el camino. Coppola había quemado todas las naves, todo su status, perdido su imperio personal e incluso su propia salud. Sobre eso era lo que a Coppola le interesaba escribir. Pero siempre con el dinero por delante. Algo que ejemplificó acertadamente Robert Duvall cuando quedó fuera del film: “Todos estaban allí por dinero. Francis, Al, Mario. Yo también quería dinero. El interés para hacerla, tantos años después, era solo económico. La película no fue un desastre y tiene grandes ideas… pero quedó lejos de las dos primeras. La razón por la que no estuve en ella es que no me pagaron lo que yo creía que merecía, que era cerca de lo que Pacino recibió por ella”.

‘El padrino III’ quedó lejos del éxito de las dos películas precedentes. En su momento, el público no compró la debilidad de Michael Corleone. Y esto repercutió, para mal, en su taquillaje. Por otra banda, Coppola, casi desde el primer minuto, se lamentó de que no le dejaran hacer con libertad lo que él quería. Por ejemplo, quería titular el film como ‘La muerte de Michael Corleone’, algo más figurado que premonitorio y que situaría mejor al espectador. Lo veía más adecuado que algo tan genérico como simplemente ‘El padrino. Parte III’. Con el tiempo, Coppola, tan dado a rehacer sus películas, especialmente cuando fracasaron, reestrenó un montaje que cambiaba el comienzo del film y aportaba añadidos más largos a su final. Pero estos no cambiaban la película, aunque si suponía una nueva oportunidad para el cineasta de tomar el control de su hijo cinematográfico predilecto.

Acerca de la película en si misma, ‘El padrino III’ toca, como las dos anteriores, temas universales. Sobresalen temáticas como el perdón, la redención y la familia. Claro está, todo ello dentro del mundo criminal. Pero, sin duda, esta entrega se eleva como la más romántica y apesadumbrada. Se convierte a Michael en un ser atormentado. Un “padrino” consciente de haberse traicionado a si mismo, de que su propia mortalidad le ha robado la oportunidad de proteger a su familia cuando él falte. Y esto es algo que lo obsesiona retratándolo en su demoledor final. Un final que incluye el más desgarrador grito silenciado de toda la historia del cine. En esos momentos es donde el film sí que alcanza cotas de gran cine sin paliativos. Algo que, en otros momentos, no termina de lograr abrazada a un tono genérico de su propia fama y estilo.

Para la fotografía del film se volvió a traer, como en otros departamentos claves, a uno de los grandes artificies de las dos anteriores, Gordon Willis. Su trabajo es intachable, tanto en el Nueva York de finales de los años setenta, como en su viaje hasta Sicilia o en sus interludios en el Vaticano. Ejemplarizantes son: la secuencia de la reunión de altos mandos mafiosos interrumpida por un ataque de helicóptero, las explosiones de muerte y violencia, todo lo que tiene que ver con la vuelta de tuerca sobre la fiesta de San Genaro y, por supuesto, la descomunal pieza de orfebrería de la ópera de ‘La Cavalleria Rusticana’. En realidad, esta última, es la historia del primer film.

En la música, el padre de Francis, Carmine Coppola, dirigió la orquesta. Tanto delante como detrás de las cámaras. Lo hace añadiendo interesantes notas a la partitura original de Nino Rota. Esta última se recupera en varias ocasiones en una clave aún más sentimental. Atención a la canción que el hijo de Michael elige para honrar a su padre, y a las evocaciones sicilianas que ella representa, sin este saberlo.

En el casting sobresalen, de entre todos, dos nombres. Uno indispensable desde el comienzo es Al Pacino. Y el otro es un personaje que aparece de menos a más en manos de una grandísima Diane Keaton. La actriz clava a la perfección el arco de su personaje con sus miradas y diálogos… Pacino aquí es más Pacino que Michael Corleone. Pero, aún y con todo, logra entregar una interpretación que, si bien queda debajo de las dos anteriores, es realmente el paradigma de su destino. Talia Shire completa a las mujeres fuertes del relato. Ahora es una muy cambiada y ambiciosa Connie. Su interpretación, como mínimo, puede competir en grandes escenas con la de Keaton. Y, seguramente, sea de las mejores de su carrera, sobre todo por lo nada que se parece a su otro gran papel en cine, Adrián Balboa.

Al respecto de Andy García (Vincent) no entrega para nada una mala labor. Aunque cuesta encajarlo, especialmente físicamente como el hijo de Sonny (James Caan). Buena labor ya plenamente secundaria queda para el legendario Eli Wallach (Don Altobello). También está Raf Vallone encarnando a un cardenal aspirante a Papa, en quien parece se puede confiar. Todo lo contrario representa un serpentiniano Donal Donnelly (Arzobispo Gilday). Quedan muy mal parados George Hamilton (Harrison), el nuevo Tom Hagen y al cual toda comparación con Robert Duvall hace mucho daño. Y una dolorosamente desubicada Sofia Coppola (Mary Corleone). Por último, puro cameo expendable para Bridget Fonda (Grace) como una periodista en busca de exclusivas sobre los gansgters… y papel architípico para Joe Mantegna entregando una imitación superficial del mafioso real John Gotti.

“El hombre más rico es aquel que tiene los amigos más poderosos” (Don Altobello)

En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de El padrino. Parte III. Obviamente queda por debajo de las dos primeras, ambas obras maestras realizadas en la cima de su talento por Coppola. No obstante, a pesar de ser un film por encargo, logra alcanzar cotas muy altas de gran cine. Pero su esquema/historia es calcado a la primera, su reparto presenta bajas de nombres claves y las incorporaciones entregan interpretaciones como mínimo fallidas. Aún y con todo, supuso un más que interesante cierre a una saga imprescindible del celuloide. El epílogo de una gran ópera sobre la familia.

Tráiler de El padrino. Parte III

+ Lo mejor:

Al Pacino, Diane Keaton y la negritud de Talia Shire (este trío a un nivel muy superior al resto). La vuelta de tuerca para Michael que ve en Vincent a su versión joven, pero de sangre mucho más caliente. Todo el tramo de la ópera final es un ejercicio de estilo y resumen magistral.

- Lo peor:

Sofia Coppola con una interpretación de largo la más floja de todo el reparto, a pesar de sus esfuerzos y de que el personaje puede encajar con su físico. Envejecer tan abruptamente a Michael Corleone es un shock que lleva un buen tiempo asimilar. Si uno la mira con atención es una repetición (inferior) y esquemática de lo ya visto en el primer film.

Puntuación de Cineycine

DIRECCIÓN
8
GUIÓN
7
REPARTO
8
7.6

J. Glez

Crítico de cine especializado en análisis cinematográfico y reseñas detalladas de películas.

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