GoldenEye

📄 SINOPSIS:
006 y 007 van tras la pista de un pérfido general ruso que juega con armas nucleares. Tras perder a su compañero, y mientras sigue la pista del general, Bond encuentra un helicóptero Tiger de más de cien millones de dólares y llega hasta la pista de una base lejana en Severnaya donde se encuentra la tarjeta de crédito más grande del mundo: el GoldenEye. Su robo desata las hostilidades y abre la veda para que Bond entre en acción en modo destrucción total. (Cineycine).
“Yo no le gusto, Bond. Ni tampoco mis métodos. Yo creo que es usted un fósil machista y misógino. Una reliquia de la guerra fría. Si cree que no tengo huevos para enviar a un hombre a la muerte se equivoca. Pero no lo haré por capricho. Quiero que encuentre el GoldenEye… Averigüe quién lo robo, por qué motivo y neutralícelo”. Presentamos a Pierce Brosnan a pecho descubierto en su primera misión como 007. Bienvenido a ‘GoldenEye’.
“Por Inglaterra, James” (006)

Crítica de GoldenEye
Seis años, y el paso de una década a otra, tuvimos que esperar para que Bond regresara. Para esta nueva entrega se contó en la dirección con el siempre interesante Martin Campbell, un artesano de gran nivel. En la segunda unidad, ajustando todas las secuencias de acción, se llevó a cabo un movimiento maestro con la incorporación de Simon Crane. Este último supervisó unas cuantas set-pieces que unían acción real con maquetas y trucajes digitales realmente pioneros en su momento.
Siguiendo con los aspectos técnicos, apuntar que ‘GoldenEye’ está dedicado a la memoria del diseñador de efectos especiales y maquetista Derek Meddings. Hablamos de un auténtico tótem en la materia ganador de un Oscar por su inolvidable labor en dicho departamento en ‘Superman’ (Richard Donner, 1978). Por su parte, la fotografía estuvo firmada por Phil Meheux. Destaca la pátina muy bien llevada que se mueve entre Rusia, Montecarlo, Londres y Cuba (en realidad, Puerto Rico) de forma frenética. Por su parte, el compositor musical del evento es Eric Serra. Su elección fue toda una apuesta a contracorriente de la franquicia por un tipo que estaba muy de moda en aquellos años gracias a sus colaboraciones con Luc Besson.

Para hilvanar la historia de ‘GoldenEye’ se contrató hasta a tres guionistas acreditados siempre partiendo de los personajes creados por Ian Fleming. Los “escribanos” fueron Michael France aportando las bases para la historia que vimos en pantalla, Jeffrey Caine y Bruce Feirstein. Solo este último repetiría en la siguiente entrega Bond dos años más tarde. Hay que decir que el guión es, oficialmente, el primer libreto que toma solamente a los personajes de Fleming sin basarse en ninguna de sus novelas. Aunque ello no quite para que obedezca al estilo del agente secreto británico. En esencia, los ingredientes habituales siguen siendo los mismos: un plan para dominar el mundo o, más bien, para someterlo a una tiranía económica a gusto del vengativo villano de turno. Y ¡cómo no! la inevitable inclusión de fuerzas dormidas de la guerra fría.
No obstante, hay algunas novedades. Entre ellas está el intentar dejar en evidencia el cambio de los tiempos. Véase al monólogo de M, ahora una mujer en un rol a cargo de Judi Dench. Y también un ciertamente novedoso villano que luego retomarían en parte para la base del personaje de Javier Bardem en ‘Skyfall’ (Sam Mendes, 2012). Además, asistiremos a un choque de maneras de actuar cuando se una el estilo británico diplomático a lo Brosnan (con sumo gusto para destruir los vehículos que toma prestados a su paso) con el modo de proceder siempre al margen de la acción de la CIA. Aquí con nuevo representante tras la pérdida de Felix Leiter.

La acción fue comandada por el ya citado Crane y perfilada bajo los storyboards e ideas de Campbell. Apuntar que ‘GoldenEye’ casi no da tregua durante una hora y media de ritmo sin descanso. La cumbre son dos grandes escenas en sendos vehículos de gran tonelaje. Me refiero a la genial, y apabullante, aparición del tanque y el tren de hierro acorazado. Tras ello, entramos en un impasse romántico que sirve para preparar al héroe, su interés amoroso, al villano y al espectador para el cara a cara final. Antes de esto, imposible no citar la impresionante secuencia en la presa del comienzo. La misma cuenta con una explosión final muy en la línea de las imposibles escaramuzas iniciales de las entregas de Roger Moore. Y en su culminación tiene lugar la inclusión de la canción que da título al film. El tema a cargo de Tina Turner.
A modo de highlights, el director de fotografía Phil Meheux, claramente orientado por Campbell, visita lugares comunes de la saga para retraer al espectador asiduo, y al nuevo, al estilo 007 clásico. Algo que queda evidente con la inclusión del Aston Martin inmortalizado en las manos de Sean Connery, la visita a Casinos y ¡cómo no! el choque entre Reino Unido y la Unión Soviética. Todo esto en su eterna batalla bien contra el mal.

En el reparto, el rey de la función es Pierce Brosnan, quien siempre supo sacarle todo el partido del mundo a su pose de “encantado de conocerse”. El intérprete irlandés devora realmente bien su personaje. Y, sobre todo, se va creciendo cuando los que le rodean son actores de nivel. La producción, por supuesto, hace de todo para que luzca. Y, al mismo tiempo, crear su propio legado. Ojo al BMW deportivo moderno que sustituye al simpar Aston Martin… o al sutil, pero clave, cambio de reloj: de Rolex a Omega. En la acción, Brosnan se luce físicamente en la pelea opresiva en Cuba/Puerto rico. Respecto a sus artes de seducción, disfruta más de ellas que el poco motivado Roger Moore. Atención a cómo se las gasta con Xenia.
Precisamente a Xenia le da vida con fogosa actitud una Famke Janssen que sacó una carrera longeva en Hollywood gracias a su gozosa labor aquí. Xenia es una mujer fatal y una final girl que disfruta enormemente infringiendo dolor y matando. Para la historia reciente del cine de acción queda su primera aparición al volante de un Ferrari rojo. Por su parte, Izabella Scorupco es Natalya, una informática que sirve como testigo del robo del mcguffin del film, el GoldenEye del título. Scorupco está correcta, sin más.

Del lado malo de la historia queda un notable Sean Bean, que entrega dos personajes (Alex Trevalyan/006) en uno. Bean está muy bien moldeado como el reverso maligno de Bond. El actor británico no deja de ser el Bond al que su país ha dejado de lado. Un antiguo héroe sin patria, un agente caído que enarbola la bandera de la ingratitud y que ahora, en una segunda oportunidad, no duda en usar sus conocimientos para ser él quien se lucre y gane la partida. También de parte de los malos están Gottfried John y Tchéky Karyo. El primero da vida al General Ourumov, un vestigio de la extinta URRS que cree estar por encima de las fuerzas del estado. Y el segundo es el Ministro Mishkin, un jefazo político tan aséptico como la nación a la que representa.
Por último, quedan para su cameo habitual el veterano Desmond Llewelyn (Q) y la MoneyPenny de Brosnan, Samantha Bond. ¡Ah! Sí son avispados reconocerán en un cameo sin acreditar a Minnie Driver. La actriz se prestó a salir en un rol de desafinada cantante de cabaret. Y, por supuesto, imposible olvidar la aparición de dos roba escenas licenciados. Uno es Robbie Coltrane (Zukovsky) y el otro Joe Don Baker (Jack Dave) sustituyendo al caído en acción Felix Leiter. Genial personaje este, totalmente abonado a la buena vida y las coñas… y que no duda en llamar a James por Jimbo y en aparecer cuando menos lo esperan para apoyar la misión en nombre de EEUU.
“Esta vez, Señor Bond, el placer será solo mío” (Xenia)

En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de GoldenEye, una entrega en la que pasamos de Timothy Dalton a Pierce Brosnan. De un Bond duro en la mejor tradición del vigilante ochentero pasamos a la sofisticación noventera de quien ensayó, durante su estancia en la serie ‘Remington Steele’, una pose de 007 que unía la elegancia de Connery con el toque para el humor físico y las one-liners con claras segundas intenciones de Moore. ‘GoldenEye’ funciona como nueva rampa para resucitar a Bond y prepararlo para el próximo milenio. Y todo ello con tremebundo éxito en una entrega que cumplió sobradamente los estándares de la franquicia.
Tráiler de GoldenEye
El binomio Campbell/Crane, uno en modo thriller de espías clásico y el otro creando buenas secuencias en donde la diversión y la pirotécnica realzan el disfrute. Su bien llevado balance de homenaje, lugares comunes y nuevas ambiciones. Brosnan sabe heredar un cetro mayúsculo y no flojear el intento.
Aún se nota que no se sabía muy bien por donde llevar a la M de Judi Dench. El personaje de Famke Janssen es realmente exagerado y bordea la caricatura con sus gozosos gritos plenos de disfrute. Apenas hay sangre y parece que cuesta matar gente.






