V Muestra de cine español de Tenerife: Entrevista a Carlos Iglesias

17 de diciembre de 2025 Por J. Glez
Categorías: Festivales, Portada Slide

Coincidiendo con su paso por la V Muestra de Cine Español de Tenerife, pudimos conversar durante un tiempo con todo un referente del cine patrio. Primero como cómico en televisión, luego como versado actor dramático y más tarde como cineasta. Ahora damos cuenta de esas conversaciones, incluyendo una entrevista exclusiva, en el siguiente especial.

V Muestra de cine español de Tenerife: Entrevista a Carlos Iglesias

Nacido en Madrid, en 1955, Carlos Iglesias iba para dibujante publicitario. Pero eso fue hasta que la interpretación lo encontró y lo atrapó con su embrujo. Y ahí sigue en la actualidad… Muchos lo conocimos en la pequeña pantalla. Desde ahí fue subiendo en popularidad hasta dar el salto a la gran pantalla donde prácticamente se ha quedado a vivir. En la misma ha tocado diversos géneros y dejado su impronta tanto en el apartado cómico como en el drama.

-PREGUNTA: Empecemos por el comienzo. Casi se puede decir que usted pasó del anonimato al estrellato con ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’, dando vida a varios personajes recurrentes junto a Pepe Navarro en aquella especie de teatrillo en directo. ¿Cómo recuerda aquello?
-CARLOS IGLESIAS: “Pues con muchos nervios. Un directo es muy jodido. Y más si es un directo de éxito. La gente cada vez te exige más. Acabas vacío y exprimido. No lo recuerdo con agrado. Prefiero hacer más cine o series. Un directo así, tan improvisado, es muy jodido”.

-P: ‘Manos a la obra’ fue esa serie “viral” de finales de los 90, casi antes de que la palabra “viral” existiera. Con una audiencia brutal y un share bestial de casi un 30%. ¿Cómo fue vivir aquello para un actor novel como usted?
-CI: “Reuníamos a una media de cuatro millones de españoles cada jueves. Lo cual era la leche. Había otras cadenas que compraban series extranjeras para batirnos… ¡y no podían! Los barríamos. La gente se enganchó a unos personajes de dos albañiles chapuzillas, y yo creo que hay algo de chapuza en nuestro país y que por eso caló tanto (risas)”.

-P: ¿Y cómo fue dejar la serie en su momento de máxima popularidad?
-CI: “Sentía que se me pasaba el arroz. Era el momento para lanzarme a proyectos más personales. Se que a Ángel de Andrés le dolió aquello… y a mí me dolió que a él le doliera. De primeras no lo entendió. Nadie deja una serie así en su mejor momento. Pero yo tenía un sueño. Escribir una película, quería hacer ‘Un franco, 14 pesetas’. Luego, en Málaga, cuando ya se estrenó la película, Ángel vino a mí, detrás de bambalinas… y me abrazó y dijo: ahora entiendo porque dejaste la serie. Siempre fue un compañero tremendamente generoso. Se fue demasiado pronto y siempre lo recordaré con mucho cariño”.

-P: ¿Considera que el díptico de ‘Un franco, 14 pesetas’ quedará como su gran legado?
-CI: “Sí, no cabe duda. Yo creo que sí. Creo que es la gran película española sobre la inmigración en los años sesenta. Y, es más, hace poco me han dicho una serie de personas que no se conocen entre ellas que la han considerado entre las 100 mejores películas españolas. Lo cual es un gran orgullo porque en este país hemos hecho mucho cine y muy bueno. A mi me quedó tanta morriña cuando hice la primera… que tuve que volver y en clave de comedia hacer la secuela. Siempre he recordado aquella época en Suiza como la mejor de mi vida”.

-P: Y ojo, hablamos de una carrera como la suya en cine y televisión con personajes claves de la literatura y el arte de nuestro país. Ahí están sus papales de Joaquín Sorolla en ‘Blasco Ibáñez’ de Berlanga o el Sancho Panza de ‘El Caballero Don Quijote’ a las órdenes de Gutiérrez Aragón.
-CI: “Trabajar para Berlanga, siendo yo casi un iniciado, fue un orgullo. Y eso que él ya era un hombre muy mayor cuando filmamos ‘Blasco Ibáñez’. Incluso se dejaba dormir mientras rodábamos. Pero mantenía una inteligencia y una vivacidad intacta en conversaciones cercanas. Me contó como tuvo que formar parte de la división azul obligado para que no fusilaran a su padre. La madre tuvo que decidir cuál de sus hijos iba al frente… y allí, en la estación, tuvo que decidir: y fue Berlanga”.

“Respecto al Quijote, lo cierto es que en nuestro país se ve muy poco. Nosotros lo conocemos mucho menos que los de fuera, sobre todo que los intelectuales de otros países que la leyeron por devoción y no por obligación. ‘El Quijote’, para mi generación, era algo impuesto en el colegio y no la entendíamos con aquella edad. Y la serie, o la veías o la veías. No había más. Es cierto que la gente no vio tanto la película como la miniserie, pero también la serie fue cuando había en España dos canales, a lo sumo tres. Nunca pensé que me fueran a llamar para hacer ese papel fuera del tópico. Me costó sacárselo a Manuel. Me hizo mucha ilusión pasar de la televisión al cine porque en aquella época no era muy usual”.

“Fue justo rodándola que Manuel Gutiérrez Aragón me dijo: mira, esos guiones que tienes (que eran la base de ‘Un franco’ y yo les tenia en formato serie de siete episodios) el cine es el mejor medio para ellos… Y fue así, en aquel momento TVE compró los derechos de ‘Cuéntame’ y no querían dos series ambientadas en la misma época. Y así fue como pasé de un medio a otro, por consejo de Manuel Gutiérrez”.

-P: ¿Y ahora en qué punto de su carrera se encuentra con estas comedias familiares que parece lo han llevado a otra nueva generación? ¿Cómo lleva este nuevo paso en su carrera?
-CI: “Todo fue por accidente. Se debe todo a que Resines enfermó de Covid. Y estuvo muy mal. Y entonces Santiago Segura me llamó urgentemente para hacer ese papel de abuelo… porqué aquí parece que solo Resines hace los papeles de mi edad (risas). Pero ya se acabó, ya ha terminado la saga. Así que supongo me dejarán de llamar”.

Y hasta aquí ha llegado este agradecido encuentro con todo un personaje clave de la televisión y el cine de nuestro país. Un artista capaz de pasar del humor al drama costumbrista y hacerlo con pleno éxito y sin nunca dejar de lado sus raíces. Esta ha sido nuestra breve entrevista con Carlos Iglesias, el inventor del Gotelé, ese hombre que siempre estaba en lo suyo, que soñaba con ínsulas, que no pintaba obscenidades y que fue a Suiza a vivir los mejores años de su vida.

Fotos de Carlos Iglesias por cortesía de Alex Ro.

J. Glez

Periodista especializado en noticias de entretenimiento y cultura cinematográfica.

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