Independence Day
El 2 de julio una colosal superestructura de más de 550 Kms de diámetro se aproxima a la Tierra. De su interior surge una flota de naves nodrizas que comienzan a invadir el espacio aéreo terrestre sin que los gobiernos mundiales puedan hacer nada. Pronto las más importantes ciudades empezarán a ser atacadas de manera devastadora. (Cineycine).
Tras una serie de atractivos films, que ya apuntaban muy buenas maneras, el director alemán Roland Emmerich pegó el pelotazo en 1996. Ese año destruyó “La Casa Blanca” y todo lo que se le puso por delante para celebrar el ID4. Repasamos lo que sucedió en esa colosal celebración conocida como… ‘Independence Day’.
“¡Hoy celebramos nuestro día de la independencia!” (Presidente Whitmore)
Crítica de Independence Day
‘ID4’ fue una de las películas más espectaculares que, desde un punto de vista puramente de “espectáculo visual”, pudimos ver en los años 90. Lo que Roland Emmerich nos entregó con este film en 1996 fue algo increíble. Algo que no habíamos visto hasta entonces en las pantallas de cine (obviando a la trilogía “Star Wars”, por supuesto).
‘ID4’ fue un derroche visual y un nuevo show del director alemán. Un espectacular realizador que ya empezaba aquí con su celebradísima manía de destruirlo todo, costara lo que costara… Para el recuerdo de la iconografía popular queda ese tremendo rayo alienígena destruyendo por primera vez “La Casa Blanca”. Esta recordada secuencia se pudo hacer gracias a una genial recreación en maqueta. Lo mismo para el resto de edificios que se destruyen en el film. Una destrucción que dejaba claro desde casi el inicio que nadie iba a estar a salvo. Ni tan siquiera se iba a librar “el hombre más poderoso del mundo”, el presidente de los EE.UU.
Al guión, escrito por el propio Roland Emmerich ayudado por su amigo Dean Devlin, no le podemos pedir mucho. Todo se reduce a la irrupción de los alienígenas sin que ningún satélite, telescopio y/o sonda, los detecte hasta que irrumpen en nuestra atmósfera. Este planteamiento inicial bebe del comienzo de films como ‘La guerra de los mundos’ o aquella gran serie que fue ‘V’, con todas aquellas naves nodrizas presentándose en las principales ciudades de la Tierra sin ser detectadas. Homenaje o no… estas naves de “ID4” son muy similares a las de ‘V’ y, además, en un momento del film, una reportera de televisión se dirige a estos aliens como “los visitantes”. Comentar también la acertada unión que el libreto hace con algunos aspectos de la temática OVNI. Me refiero a las abducciones, el incidente de Roswell y la famosa y “ultrasecreta” Área 51.
La narración de la cinta empieza así muy fuerte. A continuación sigue con un planteamiento correcto en el que vamos viendo como los altos mandos y los supervivientes aúnan esfuerzos para contraatacar. El problema viene en la parte final cuando asistimos a un disparate tras otro. Por ejemplo: ese presidente piloto, ese virus, ese saber manejar la nave de combate alien,… Un disparate que culmina con una resolución poco o nada creíble. Especialmente dado el potencial que habíamos visto anteriormente por parte de unos y otros.
En lo que respecta a los efectos visuales hay que resaltar que fueron premiados con un Oscar en la ceremonia de 1997. No obstante, hay que tener en cuenta que, por mucho que este fuera un blockbuster, tan sólo costó 75 millones de $ (eso sí, de la época). Así pues, en algunos aspectos la película, vista a día de hoy, ya no brilla tan bien como podríamos recordar. Este es el caso de algunas imágenes de las naves nodriza que se notan claramente “añadidas”… o la cantosa escena en la que el perro de Jasmine escapa de un manto de fuego. Por el contrario, todas las escenas de las batallas aéreas siguen luciendo muy notablemente. El mejor ejemplo de esto es el duelo y la persecución a muerte entre el caza de Steven Hiller y la nave alien. También resaltan los devastadores ataques de las hordas alienígenas.
Interpretativamente hablando el film descansa sobre los hombros de Will Smith, Jeff Goldblum y Bill Pullman. Tras ‘Dos policías rebeldes’ (Michael Bay, 1995) el nombre de Will Smith ya empezaba a cotizarse mucho en cines. Aquí fue elegido por Emmerich para dar vida al Capitán Steven Hiller, un gran piloto de cazas que sueña con entrar en la NASA. La actuación de Smith nos da todo lo que podíamos esperar de él: simpatía, ciertos y muy buenos golpes de humor, y un carisma que ya empezaba a dejarse notar.
Al lado Smith encontramos como pareja de baile a Jeff Goldblum. El gran Goldblum se mete en uno de esos papeles que tan bien se le dan. Interpreta a David Levinson, un profesor matemático que sabe más que todos los demás. Sin embargo, desperdicia su talento metido a reparador de antenas. Finalmente tenemos a un correcto Bill Pullman como Thomas J. Whitmore, un increíble, joven e intachable presidente de los EE.UU. Por si fuera poco había sido piloto de combate.
La tripleta anteriormente comentada está rodeada de un buen equipo de profesionales de la actuación. Entre ellos caben destacar los nombres del fallecido Robert Loggia como el general William Grey, el más seguro y fiel apoyo militar del presidente. Randy Quaid como Russell Casse, un fumigador veterano del Nam que dice haber sido abducido. James Rebhorn en el rol que nunca debe faltar de cabeza visible de la CIA. Judd Hirsch en la piel de Julius Levinson, el padre de David. Y, finalmente, Adam Baldwin en un papel de esos de buen militar.
Además, comentar la presencia destacada de la explosiva Vivica A. Fox dando vida a Jasmine Dubrow, el interés amoroso de Steven Hiller. Margaret Colin como la principal asesora presidencial y separada de David Levinson. Y muy de justicia es hacer mención a la divertida aparición de Brent Spiner en el papel del profesor Okun, el típico científico con pintas de loco y dejado que se ocupa de las investigaciones en el Área 51.
“Nos dejan salir poco” (Okun)
En conclusión.
Termino ya esta crítica de Independence Day, una recordada producción que sigue resultando espectacular a día de hoy. La película está hecha con la única pretensión de sentarnos a disfrutar de un desatado show visual. Un espectáculo puramente “palomitero” en el que Roland Emmerich sentaría las bases para futuras y más destructivas películas y formas de acabar con la Tierra, por ejemplo: ‘2012’.
Tráiler de Independence Day
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