Titane
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La directora y guionista Julia Ducournau presenta su segundo film después de impactarnos con ‘Crudo’. Ahora nos ofrece una inclasificable y delirante película que contiene imágenes que no dejarán a nadie indiferente. Llegó el momento de adentrarnos en el perturbado y perturbador mundo de Alexia. Un mundo hecho de ‘Titane’.

“La placa de la cabeza es muy fuerte, muy sólida. Es de titanio” (Doctora)

Crítica de Titane

En el año 2016, el nombre de la realizadora Julia Ducournau saltó a la palestra con el estreno de su primer largometraje para cines: Crudo’. La película levantó un gran revuelo en su exhibición por los diferentes festivales. De ella se llegó a comentar que la gente vomitaba en su visionado y que incluso algunos se desmayaban. Todo esto por la “crudeza” de algunas de sus imágenes. Al final, el tema no fue para tanto… al menos para un servidor. Después de 5 años de silencio, Julia regresó con otra historia en la que vuelve a tomar la provocación por bandera y las imágenes desagradables como medio para ejecutarla. Toca hablar ya mismo de lo que nos ofrece en ‘Titane’.

‘Titane’ es el segundo largometraje de la directora parisina y con la que consiguió llevarse la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 2021. Lo cual no dice mucho en favor del Festival ni del propio cine… Y comento esto último porque, aun siendo ‘Titante’ una película “disfrutable” como espectáculo bizarro y de género, está muy lejos de merecer toda una “Palma de Oro”. Pero bueno, estamos en tiempos de diversidad y cuotas… y parece ser que esto es lo que toca por encima de la calidad o los méritos.

Si ya en ‘Crudo’ Ducournau admitía la influencia de todo un maestro de la carne y del body-horror como David Cronenberg, en ‘Titane’ esa influencia vuelve a estar presente. Así las cosas, es imposible no ver determinadas e indescriptibles escenas de ‘Titane’ y no acordarse del ‘Crash’ (1996) de Cronenberg. Al mismo tiempo, ‘Titane’ también bebe del cine slasher y presenta un claro elemento sobrenatural que evoca a Christine (John Carpenter, 1983). Por último, el film también ahonda en las enfermizas relaciones “paterno-filiales” y en la búsqueda de la felicidad de dos seres solitarios. Sin duda, esta parte es la que más puede llegar a “emocionar” o a provocar cierto sentimiento de “comprensión” hacia la protagonista, Alexia.

Más que menos todo lo anterior es lo que nos ofrece Ducournau en un libreto que también es obra suya. Un script valiente y tremendamente arriesgado. Muy probablemente para intentar rebajar la carga del guión, y de ciertas escenas, la directora y guionista también le ha añadido ciertas dosis de humor negro. En este sentido, ojo a los sucesos en una casa de estudiantes o al uso que se le da al tema “Macarena” de Los Del Río. Por otro lado, entrar a valorar errores de guión, maquillaje o vestuario (que los hay y muy gordos) es completamente absurdo. Y lo es desde el mismo momento en que aceptamos el inenarrable suceso que sirve de Macguffin a toda la película. A partir de ese “acontecimiento” o admites creer todo lo que venga… o directamente dejas de ver el film. Es así de sencillo.

La película fue rodada en orden cronológico y está claramente dividida en dos partes. La primera responde a los cánones del cine slasher con Alexia cepillándose, en todos los sentidos, a todo aquel o aquella que se cruza en su camino. En esos minutos es cuando se produce la conexión con el cine de Cronenberg y con ‘Christine’. Pasado este “capítulo” entramos en una segunda parte que cambia radicalmente de rumbo. Alexia deberá ahora asumir las consecuencias de sus actos anteriores. Por ello, se tendrá que refugiar en un imposible “disfraz” y en una lastimosa y enfermiza relación con un solitario, veterano y dañado jefe de bomberos. Esta relación, de alguna manera, significará para ella un modo diferente de enfocar y valorar la vida, tanto la ajena como la interior…

Respecto a la escenografía decir que la misma responde a los dos tramos del film ya comentados. En consecuencia, pasamos de escenarios undergrounds repletos de fiesta, luces, coches y música… a un ambiente mucho más intimista y cerrado. Ahora bien, siempre hay un elemento común: el fuego. El “fuego” del Cadillac para alumbrar vida, el fuego para tapar el pasado, el fuego para salvar vidas,…

“Sí, es mi hijo”. Crash V 2.0

En cuanto a las interpretaciones decir que toda la película descansa sobre los hombros de Agathe Rousselle, una francesa polifacética que interpreta a Alexia en su debut cinematográfico. ¡Y vaya película para debutar! En palabras de Agathe: “Alexia no es una buena persona… de hecho es una enferma psicópata”. Además, la ahora actriz rechaza que el film pueda ser etiquetado de feminista. Personalmente comparto su opinión, bastaría con ver cuáles habrían sido las reacciones del gallinero más radical si este film lo hubiera dirigido un hombre. Ahí dejo esa cuestión.

Volviendo con la performance de Agathe, el rodaje le resultó agotador, exhibicionista de su cuerpo y totalmente desinhibida con escenas casi pornográficas. En algunas de ellas la veremos completamente desnuda y en varias con los pechos al aire filmados desde diferentes planos. Ya expuse antes que estamos hablando de un body-horror que fue filmado en orden cronológico precisamente para ayudar al trabajo de la actriz. Y el trabajo de Agathe sólo puedo calificarlo de excepcional. Además logra un aspecto andrógino que le ayuda mucho en el segundo tramo del film. En esos mismos minutos también consigue que incluso lleguemos a conectar emocionalmente con un ser tan antiempático como es Alexia. Un personaje que ya en los primeros minutos marca claramente sus sentimientos, y falta de humanidad, al abrazarse de pequeña a un coche según sale del hospital…

Dándole la réplica a Agathe tenemos a Vincent Lindon ofreciendo otra lección interpretativa al encarnar a Vincent. El actor francés da vida a un jefe de bomberos entrado en años que vive sumido en una depresión eterna desde el día en el que desapareció su hijo pequeño. Un hombre que también trata de ganar tiempo a la muerte pinchándose cada noche extrañas inyecciones y consumiendo esteroides para no perder nivel muscular ni fuerza ante sus subordinados. La pareja que formarán Alexia y Vincent será totalmente enfermiza, peculiar y dependiente. Sin duda, el ir viendo la evolución de la convivencia entre ambos es lo mejor de la propuesta. Finalmente, y en conexión con ‘Crudo’, nos encontramos con el regreso de Garance Marillier encarnando a ¡Justine! Tampoco se puede decir mucho de ella puesto que sale poco. Protagoniza un encuentro lésbico con Alexia que termina mal…

“Estoy aquí, estoy aquí” (Vincent)

En conclusión.
Termino esta crítica de Titane, un film con el que Julia Ducournau vuelve a provocarnos, alucinarnos y también a irritarnos. No hay término medio con este delirio llevado hasta sus últimas consecuencias. Entiendo que su “Palma de Oro” resulta excesiva, pero también afirmo que queda por encima de lo que la propia Ducournau nos ofreció en ‘Crudo’. Por último decir que en un mercado cinematográfico plagado de superhéroes, remakes, secuelas, precuelas, biopics y demás réplicas… siempre agradeceré que surjan films “comerciales” con cierta originalidad y provocación como este.

Tráiler de Titane

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