Saigón, el infierno del silencio
Saigón 1968. Buck McGriff y Albaby Perkins son dos policías militares del CID que cumplen servicio en plena guerra del Nam en la conflictiva capital vietnamita. Su próximo caso los meterá de lleno en un avispero al ser asignados a la investigación del asesinato de una prostituta local. Al parecer, la chica ha sido asesinada por un oficial norteamericano de alta graduación y las altas esferas quieren enterrar el asunto lo más rápidamente posible. (Cineycine).
En los 80, muchas fueron las películas que se rodaron sobre la Guerra de Vietnam. Casi todas ellas se centraban en lo que era el conflicto bélico puro y duro: el infierno en todo su horror. Pero esta propuesta que comentamos hoy tomó un rumbo diferente. Dos detectives militares tendrán que resolver un caso de asesino en serie mientras intentan seguir con vida en ‘Saigón, el infierno del silencio’.
“La ciencia y la mentira dominan el mundo” (Albaby Perkins)
Crítica de Saigón, el infierno del silencio
Christopher Crowe siempre ha sido más reconocido por su labor como guionista que como director. Su filmografía detrás de las cámaras es muy limitada contando con tan solo 7 títulos, entre películas y series de TV. En el caso que nos ocupa hay que resaltar que ‘Saigón, el infierno del silencio’ fue su ópera prima. Crowe la dirigió después de haberse ocupado directamente de algunos capítulos de prestigiosas ficciones como fueron ‘Corrupción en Miami’ y ‘Alfred Hitchcock presenta’. Y lo cierto es que, pese a la poca fama del film, estamos ante un producto más que notable en algunos de sus aspectos.
En la dirección y diseño de producción destaca la excelente ambientación en todo lo que es Saigón. En la ciudad vietnamita visitaremos diferentes antros, calles oscuras, conventos, pisos empobrecidos, vías atestadas de gente y mercadillos varios. Por si fuera poco, el director también nos llevará a las trincheras del propio campo de batalla y a los terroríficos túneles que los vietcongs excavaban bajo tierra… Y todo esto recreado con una gran atmósfera en la que se siente el calor, la humedad y, sobre todo, el ambiente hostil contra los norteamericanos. Esta gran réplica de la actual Ciudad Hồ Chí Minh se consiguió grabando en exteriores de diferentes zonas de Tailandia, entre ellas Bangkok.
El propio Christopher Crowe también escribió el guión junto al actor Jack Thibeau. El resultado es una trama muy interesante de asesino en serie. La particularidad que la hace sobresalir respecto a otros thrillers al uso son: el marco de fondo de la guerra de Vietnam y el hecho de que criminal parece ser un oficial de alto rango. Como vemos, estas dos características complican hasta el infinito la resolución del caso. La parte más floja tiene que ver con la resolución del expediente. Comento esto porque una vez revelada la identidad del asesino nos surgen varias dudas acerca de su comportamiento anterior. Amén de que sus motivaciones son despachadas con un simple recuerdo del pasado que tampoco justifica sus asesinatos actuales.
La película sigue la estructura del típico thriller ochentero representando a una pareja interracial que se apoya en todo momento. Eso sí, la apuesta claramente es por la seriedad dejando al margen chistes y demás coñas. Aquí el asunto es muy serio y además la vida no vale nada en las calles de Saigón. A lo largo del metraje asistiremos a las típicas persecuciones, interrogatorios de testigos, ruedas de reconocimiento,… y como extra también presenciaremos la hostilidad con que las autoridades vietnamitas y el propio pueblo van reaccionando a la investigación de los protagonistas. Ojo al tenso acorralamiento que sufren McGriff y Perkins en su coche cuando intentan detener a un sospechoso que acaba siendo tiroteado.
Atención porque en la banda sonora tenemos al reconocido James Newton Howard. Su música también es muy deudora de los ochenta incluyendo algún que otro toque exótico dada la ambientación. Su score se completa con una serie de temas originales que estaban de moda durante los años de la guerra del Nam. Así pues, y a través de algunas radios, también podremos escuchar el “It’s A Man’s Man’s Man’s World” de James Brown, el “Foxy Lady” de Jimi Hendrix o el “Funky Broadway” de Wilson Pickett.
El reparto es, junto a la dirección, lo mejor de la propuesta. Para empezar tenemos una sensacional pareja protagonista formada por Willem Dafoe (Buck McGriff) y Gregory Hines (Albaby Perkins). Los dos están compenetrados al máximo, nos hacen creer que de verdad son agentes de la CID y por último tienen sus respectivos momentos de gloria. Dafoe brilla en sus enfrentamientos con la autoridad local y en su tierna relación con su amor inalcanzable, Nicole. Por su parte, Hines tiene un par de escenas que son oro puro. Entre ellas puedo estacar aquella en la que simula jugar al baloncesto y termina abrazado a Dafoe. Esta escena es sumamente brillante porque deja claro que McGriff y Perkins sólo se tienen el uno al otro: para sus compatriotas son unos traidores y para los vietnamitas unos invasores.
En el párrafo anterior he citado a Nicole, una novicia que está a punto de hacer sus votos y que está interpretada por Amanda Pays. Esta actriz inglesa de elegante belleza tuvo su mejor época en los 80 participando en diferentes series y películas. En el film nos entrega una novicia bastante peculiar. Nicole conoce los lugares y el lenguaje de la prostitución mejor que McGriff y Perkins. Algo que incomoda bastante al primero que también se siente fuertemente atraído por ella. La relación entre ambos da un leve toque de dulce e imposible romance a la propuesta.
Entre los secundarios el rol más importante va para Fred Ward como el teniente Dix, un duro oficial que siempre apoya McGriff y Perkins tratando de “salvarles el culo” y facilitándoles diferente información para el caso. Atención también a las importantes apariciones de Keith David y Scott Glenn. Ambos dejan su huella y gran hacer en la película con papeles bien diferentes. El primero encarna a Maurice, un testigo identificado como “pito gotea”. Y el segundo es el coronel Dexter Armstrong, un militar de prestigiosa carrera al que sus hombres sirven como a un Dios. Ojo a la inenarrable escena a bordo de un helicóptero en la que Armstrong interroga a unos vietcongs…
“Soy un hombre consecuente. Si he matado a una prostituta me quedo en el helicóptero, si no he matado a ninguna salto de él. ¿Está entendido?” (Coronel Dexter Armstrong)
En conclusión.
Termino esta crítica de Saigón, el infierno del silencio. Estamos ante una película que podía haber trascendido más de no ser por determinados aspectos entre los que está la resolución del caso y las motivaciones del asesino. No obstante, su lograda ambientación con la guerra del Nam como telón de fondo y su reparto hacen que la propuesta marque diferencias con varios de los thrillers de los 80 y 90 cortados por el mismo patrón.
Tráiler de Saigón, el infierno del silencio
Escucha nuestro podcast
Juer esto huele a joyita. Me la apunto al grito de Bansaí!!!
PD: Brian Keith con peluquin imposible, o sin él???