Mothra
Unos marineros perdidos son rescatados en la zona de la isla Infant, un lugar de pruebas atómicas. Sorprendentemente, estos supervivientes no presentan síntomas algunos de radiación. Esto lleva al profesor Chûjo, acompañado por el periodista Senichido Fukuda, a embarcarse en una expedición financiada por el empresario Neruson. El objetivo de la misión es investigar la isla. Allí descubren una civilización perdida en la que las Shobijin, unas diminutas sacerdotisas, adoran a la mítica Mothra, un ser divino que protege a sus habitantes de todo mal. Ante el increíble hallazgo, Neruson reacciona secuestrando a las sacerdotisas para sacarles beneficio. Esta ruin acción llevará a desatar la ira y furia de la poderosa Mothra. (Cineycine).
‘Mothra’ es considerada por muchos como la única de las películas Toho en equipararse al nivel de ‘Godzilla’. Aquí estamos ante una cinta icónica dentro del género del Kaiju Eiga y filmada por el mejor Ishirô Honda. Esta es una monster-movie de visionado casi obligatorio y que da la vuelta al género de principio a fin. Además, cuenta con uno de los monstruos más atractivos, no solo a nivel visual… sino también metafórico. Ahora, y antes de verlo junto a Godzilla en su nueva aventura americana, profundizamos en los orígenes de ‘Mothra’.
Crítica de Mothra
El estudio Toho se estaba recuperando económicamente con otras producciones fuera del género del Kaiju Eiga y gracias también al éxito de ‘Rodan: Los hijos del volcán’ de Ishirô Honda (1956). Así pues, no perdieron el tiempo y volvieron a fichar a Honda para una nueva película. Esta vez se trataba de adaptar una de las novelas más populares de aquellos años. Me refiero a ‘Mosura’, conocida como ‘Mothra’ en Occidente. La historia atrapó al director al no ser la típica película de monstruos tan propia de la Toho. La trama se distanciaba de los elementos alegóricos/nucleares de Godzilla y se acercaba, más o menos, a ‘King Kong’. Entusiasmado, Honda aceptó inmediatamente. Además, también se contó nuevamente con Eiji Tsuburaya como director de efectos especiales. Desgraciadamente esta vez se quedaría fuera el compositor Akira Ifukube.
‘Mothra’ no es un Kaiju Eiga cualquiera. Si Godzilla es el rey de los monstruos, ella (el único coloso de la Toho que es femenino) es la reina de los monstruos. La película destaca por su enorme propuesta del cambio de ideas dentro del género. De entrada, el monstruo no es el villano, sino que este rol corresponde a un personaje humano…
Como acabo de comentar, el rol de villano correspondería en esta ocasión a un humano. Concretamente al malvado Neruson (o Nelson, dependiendo de la versión que se visione, japonesa o americana) interpretado por Jerry Ito en un rol exagerado pero tremendamente efectivo. Neruson es un empresario sin escrúpulos que cambiaría a su madre por un puñado de dólares. Así pues, Mothra es la heroína de la historia. No obstante, es cierto que Mothra provoca destrucción por donde pasa en su misión de rescatar a las Shobijin. Estas diminutas sacerdotisas fueron interpretadas por las gemelas Yumi Ito y Emi Ito. Su nexo con Mothra se convertiría en un esquema recurrente en todas las apariciones del personaje, incluso en algunas las películas del coloso atómico.
Otro de los elementos que hacen destacar la película es lo carismático que resulta su casting. Al frente tenemos a uno de los cómicos japoneses más populares de la época: «Frankie» Sakai. Este humorista consigue encarnar a un convincente protagonista. Lo mismo sucede con el veterano Hiroshi Koizumi (que aparecería en varias películas del coloso atómico durante los 60 y 70) como el profesor Chûjo. Su papel es el del típico científico de esta clase de films. No obstante, y al igual que Sakai, logra convencernos en sus explicaciones de los aspectos técnicos de la trama. También destacan las ya citadas gemelas Ito, especialmente en sus dotes de cantantes. Muy mítica es la canción de “Mothra” (compuesta por Yuji Kosike) que en años posteriores Ifukube re-utilizaría y arreglaría para otras películas, convirtiéndola en uno de los temas más reconocibles dentro del universo tohoniano.
Como expuse antes, los efectos especiales fueron comandados por Eiji Tsuburaya. Su trabajo, una vez más, es encomiable. Tenemos que tener en cuenta los escasos presupuestos que tenían por aquel entonces. Aun así, Mothra goza de una naturalidad muy solvente que se consiguió al aplicar una mayor velocidad a las cámaras por Ishirô Honda durante el rodaje. También tenemos una sensación de escala muy lograda y similar a lo visto antes en ‘Rodan’. No obstante, aquí no había un hombre dentro de la criatura, sino que se emplearon maquetas y marionetas. Esto suponía todo un desafío para Tsuburaya que consiguió superar elevando así la propuesta.
A diferencia de films como ‘Japón bajo el terror del monstruo’ o ‘Rodan’, que se enfocaban más al cine catastrofista o las “creature features” más clásicas, ‘Mothra’ se decanta hacia el fantástico. Un fantástico con sus elementos humorísticos y de cine de aventuras. Así pues, es diferente a las citadas películas y esto puede echar para atrás a esos fans. Inclusive se puede acachar un final un tanto decepcionante al ser muy simplista, incluso para la época.
En conclusión.
Termino esta crítica de Mothra, una de las imprescindibles del género del Kaiju Eiga. Su estilo diferente a las otras obras que había estrenado la Toho, y la influencia (un tanto obvia pero no similar) de ‘King Kong’, la convierten en un producto atractivo. Además, está filmada por un Ishiro Honda en su mejor etapa. Por si fuera poco, cuenta con uno de los mejores trabajos de Eiji Tsuburaya en la historia del estudio nipón.
Tráiler de Mothra
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