Matrix Resurrections
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Casi veinte años después de que se cerrara la trilogía Matrix, Lana Wachowski nos invita a continuar con las aventuras de Neo. ¿Se trata de un producto alimenticio a costa de la nostalgia y el buen momento profesional de Keanu Reeves o hay algo más en el fondo de la chistera? Vamos a tratar de averiguarlo adentrándonos en el universo de ‘Matrix Resurrections’.

“No podemos verlo, pero todos estamos atrapados en unos bucles que se repiten”

Crítica de Matrix Resurrections

Cuando en 1999 se estrenó Matrix supuso una revolución para el género de la ciencia ficción contemporánea. La gente salía de las salas de cine impactada y alucinada a partes iguales por lo que habían visto. Aún estaba muy reciente el exitazo deTerminator 2 (1991) con la que James Cameron había dado una vuelta de tuerca a la tecnología digital del momento. Pero lo que las Wachowski se sacaron de la chistera era un producto trepidante e innovador. Un film que cautivó enormemente al público. Luego vinieron ‘Matrix Reloaded’ (2003) y ‘Matrix Revolutions’ (2003). La primera ya dejaba entrever cierto cansancio y la segunda puso fin a una trilogía que clarísimamente había ido de más a menos.

Pues bien, casi dos décadas después de “Reloaded y Revolutions’, Lana Wachowski nos trae una inesperada continuación. Esta nueva cinta venía, a priori, con una carga de esperanza y otra de miedo. Esperanza por lograr quitarnos el mal sabor que nos dejó el final de la trilogía y miedo porque sabemos en qué punto se encuentra la industria cinematográfica. Una industria que tiene que ver más con el mercantilismo que con el arte. Al proyecto no se sumó Lilly Wachowski, que en 2016 decidió apostar por un retiro temporal del cine. Además declaró haber perdido el interés por el género de la ciencia ficción. En consecuencia, su hermana Lana se ha visto por primera vez sola llevando el timón de la franquicia.

La premisa de ‘Matrix Resurrections’ es sospechosamente parecida a la de la primera película. De nuevo vemos como Thomas Anderson trabaja como programador y tiene una existencia anodina. Thomas siente que en su vida hay algo que no cuadra, pero ignora qué es… Así hasta que una misteriosa chica, con un conejo tatuado, le invita a seguirla para descubrir la verdad. Entonces es cuando conocerá a Morfeo… Pastillas rojas y azules, Alicia en el país de las maravillas, la madriguera del conejo blanco, los espejos… Desde un principio van desfilando un montón de referencias que intentan ser un nexo de unión con la trilogía original o una suerte de justificación de por qué se ha rodado esta nueva entrega.

En este primer tramo es cuando la película adopta un tono auto-paródico. Por increíble que parezca, la función se mofa de los orígenes de la franquicia y, al mismo tiempo, la ensalza. Basta con decir que el personaje de Thomas Anderson trabaja programando videojuegos a sueldo de la Warner. Allí le amenazan con hacer una cuarta entrega de su videojuego ‘The Matrix’ tanto si le gusta como si no… Quién sabe, esta mofa también podría ser simplemente un modo de reírse de todos esos espectadores que, durante años, han abominado de la saga y concretamente de sus dos últimas películas.

En términos generales todo es más de lo mismo y la trama se sustenta en dos elementos concretos. Por un lado, la sempiterna decisión entre vivir sometido al control de otros o ser libre, algo que se materializa nuevamente en las conocidas pastillas. Y, por otro lado, también tenemos el romance entre Neo y Trinity. Su relación predomina por encima de cualquier otro elemento y acaba siendo el motor de la historia. Porque sí, esta película pertenece tanto al género de la ciencia ficción como al romántico. En este sentido la apuesta es muy clara y todo lo que hacen los personajes, por muy poco sentido que tenga, es al servicio de esa historia de amor.

En el elenco, el papel de Neo vuelve a recaer en Keanu Reeves, un actor que está en su mejor momento, tras la segunda juventud que le ha proporcionado su personaje de John Wick. Aquí aporta su innegable carisma. Obviamente regresa Carrie-Anne Moss en el papel de Trinity, que pasa prácticamente toda la película conectada a Matrix y viviendo una vida falsa bajo el nombre de Tiffany, una mujer casada y con hijos por la que Thomas siente una inexplicable atracción. Respecto a Morfeo, su innecesaria aparición convierte en absurdo el hecho de no haber querido contar con Lawrence Fishburne. No obstante, Yahya Abdul-Mateen II está muy correcto y consigue hacer suyo un personaje que parecía intransferible. La que también regresa es Niobe mediante una Jada Pinkkett Smith envejecida.

Por otro lado, es todo un acierto haber pasado el testigo del agente Smith a un nuevo actor. En este caso Jonathan Groff. También tenemos a Jessica Henwick interpretando a Bugs, una capitana bastante rebelde que lleva años buscando a Neo para poder traerlo de vuelta. Aunque eso contravenga las órdenes y ponga en peligro todo lo que los humanos han logrado desde que terminara la guerra. Atención con Neil Patrick Harris que está muy bien como el arquitecto que ha diseñado una nueva versión de Matrix que está basada en… ¿adivinamos? En efecto: el amor entre Neo y Trinity, que consigue generar más energía que cualquier versión anterior.

Para ir terminando, ¿aporta algo nuevo esta película? Ni por asomo. No es que hayan repetido la fórmula de la original, que lo parece, sino de la propia franquicia. Visualmente es un producto más que notable, con unas escenas de acción trepidantes y con las luchas mareantes tan típicas de la saga. El primer tramo se podría haber optimizado, porque para contarnos que Neo vuelve a estar atrapado en Matrix no hacía falta tantos minutos. Creo que ahí sobra metraje y falta chispa. Y lo que sí me resulta excesivo, e incluso molesto, es el abuso de los flashbacks con escenas de las anteriores películas. Cuando un director necesita recurrir a ese tipo de malabares durante todo el metraje para apuntalar la trama, mala señal.

Entrar más a fondo en esta producción es complicado sin caer en spoilers. En cualquier caso sí que podemos afirmar con rotundidad que la primera película es, a todas luces, muy superior en todos los aspectos. Pero es cierto que aquí se intenta hacer algo más de lo que se hizo con las dos secuelas. ‘Resurrections’ tiene dosis más moderadas de discurso pseudofilosófico y esto se agradece porque la convierte en una película menos farragosa y, por lo tanto, más entretenida. Pero al final es sólo una etapa más en un viaje que parece no haber terminado aún. Y esto último no sé si es una buena noticia…

Conclusión.
Termino esta crítica de Matrix Resurrections, Lana Wachowski nos ofrece algo que muchos fans de la saga agradecerán y que otros lamentarán. Pero aunque carece del factor sorpresa de la primera película, es entretenida y se puede pasar un buen rato si uno va a verla con pocas exigencias y perdonando lo que haga falta. En todo caso no es una producción que particularmente haya estado esperando con ansia, aunque me deja la sensación de haber colmado las expectativas. No obstante, al final nos asaltará la pregunta de si realmente hacía falta rodarla…

Tráiler de Matrix Resurrections

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