Los pecadores
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“Mi nueva película entra y sale de muchos géneros diferentes… y creo que va a sorprender a la gente. Tiene elementos de todas las cosas que amo y, realmente, es como una carta de amor personal al cine”. Ryan Coogler nos invita a conocer a ‘Los pecadores’.

“Hijo, si sigues bailando con el Diablo… un día te seguirá a casa” (Predicador)

Crítica de Los pecadores

Después de los éxitos de Black Panther (2018) y Black Panther: Wakanda Forever (2022), Ryan Coogler regresa a cines con ‘Los pecadores’. Entre manos tenemos una película indudablemente bien filmada y que toca muchas “capas”. Pero ¡ojo con dejarse llevar por su tráiler o materiales promocionales! porque entonces la decepción será importante. El que avisa no es traidor. Y lanzo este aviso nada más empezar porque los tráilers y teasers que ha distribuido la Warner Bros. inciden todos ellos en el elemento terrorífico, y accionero, de la propuesta de Coogler. Y, sin embargo, el terror sólo hace acto de aparición en el tramo final, quizás la última media hora, de un metraje de 137 minutos. El resto de la película lo pasaremos viendo las andanzas de los gemelos Smoke y Stake a su llegada a Clarksdale.

Precisamente en las andanzas de los gemelos es dónde la película presenta varias “capas”, que diría Ryan Coogler. Y estas no son otras que las mismas que Jordan Peele viene a denunciar en sus películas. Con esto quiero decir que, nuevamente, se nos presenta un film “social y rural” en el que los negros son todos buenos y los pocos blancos que salen son todos malos. Este hecho sirve para ahondar en el trabajo en los campos de algodón, referirse a los aborrecedores del KKK, acercarse a la magia negra, la religión y, sobre todo, alzar al blues y al jazz por encima de todas las cosas. Tan es así que la música juega un papel fundamental de atracción mágica en el film. Una atracción y una magia que quedan patentes en la escena que une el pasado, el presente y el futuro de la música negra.

Y hablando de la importancia de la música… la banda sonora es obra del sueco Ludwig Göransson, ganador de dos Oscars por ‘Oppenheimer’ (Christopher Nolan, 2023) y, precisamente, por la ya citada ‘Black Panther’. Su música va en total comunión con la propuesta de Coogler. Tan es así que casi acaba convirtiéndose en un personaje más. De hecho, en la escena temporal que cité en el párrafo anterior así queda “personificada”. Además, el propio guión le reserva un papel fundamental a través de la frase introductoria que viene a decir algo así como: “El don de la música puede atraer a los espíritus del pasado, pero también puede atraer a los demonios…”. Y esto, precisamente, es lo que le sucede al personaje de Sammie. Este chico, interpretado por el debutante Miles Caton, tiene ese don y es el detonante de los sucesos terroríficos.

Siguiendo un poco más con el guión incidir en lo comentado anteriormente. Estamos ante un libreto que el propio Ryan Coogler define de esta manera: “Es un film que tiene muchas capas y que toca varios géneros al mismo tiempo. ‘Pecadores’ es una propuesta sobrenatural única que me ha permitido mirar a mi pasado familiar”. Tal y como él mismo reconoce, Coogler abarca o intenta abarcar muchos temas y no todos reciben el mismo buen tratamiento. Un ejemplo es ver como algunas temáticas a las que podría haberles dado mayor importancia las remata en una frase o imagen. Por el contrario, todo el peso se lo lleva el reclutamiento local de los gemelos para construir su sala de fiestas… y la ya citada música. Para cuando lo sobrenatural entra en escena es casi demasiado tarde porque antes hemos asistido a “otro tipo de película”.

Entrando a comentar el elemento sobrenatural, o de terror del film, decir que está representado por unas míticas criaturas con una larga filmografía a sus espaldas. En ‘Los pecadores’ más que menos se respetan sus reglas y, especialmente, una en particular. Los efectos y trucajes están bastante bien conseguidos utilizando, en la medida de lo posible, elementos prácticos. Y para los amantes de la búsqueda de guiños y/o referencias, bien podemos apreciar cierto parecido, entre otras cintas, con Abierto hasta el amanecer (Robert Rodriguez, 1996) y La cosa (John Carpenter, 1982). De la primera “copia” la estructura pero quitando el humor negro cambiándolo por angustia y drama. Y respecto a la segunda se imita una escena con ajos que parece metida para hacer el guiño y ya.

Respecto a la filmación de Ryan Coogler, y al diseño de producción, pocas pegas se le pueden poner. Estamos ante una genial recreación de los ambientes de pobreza de la zona de Mississippi del primer tercio del siglo XX. Los campos de algodón, las pobres casetas en las que se criaban las familias negras, las iglesias, los poblados con tiendas de inmigrantes chinos,… Todo esto está fenomenalmente conseguido y escenificado con apenas 90 millones de $ y cámaras IMAX. Ni qué decir tiene que te metes de pleno en la propuesta. Pero sí… hay un “pero”. Nuevamente estamos ante una película que prácticamente comienza por el final. Ya en la review deSting. Araña asesina (Kiah Roache-Turner, 2024) comenté esta nueva, y maldita, moda que afecta a los cineastas de un tiempo a esta parte. Y Coogler no ha sido capaz de abstraerse a ella. Una pena.

Pasando al casting tenemos a Michael B. Jordan, el actor fetiche de Ryan Coogler, en un doble papel. Jordan interpreta a los gemelos Smoke y Stack. Esto no es algo que no se haya hecho antes, tanto en el cine norteamericano como en el español. Por lo tanto, no sorprende. Lo que resulta curioso es que en su primera aparición juntos nos presenten a Smoke con una gorra azul y a Stack con un sombrero rojo… A nivel interpretativo, el trabajo de Jordan es muy bueno marcando a dos personajes diferentes. A Smoke lo retrata como un tipo duro, el jefe de los dos hermanos y también protector de Stack. Por su parte, a este último lo retrata con un carácter más abierto y divertido. El quedarse con Smoke o Stack ya dependerá del gusto de cada espectador porque, en ambos casos, la interpretación es muy buena.

El siguiente papel relevante va para Miles Caton como Sammie, el primo de Smoke y Stack e hijo del predicador local (interpretado por Saul Williams). En el caso de Miles hablamos de un joven cantante que debuta con este papel en la gran pantalla. Cantando no lo hace nada mal. Tema distinto es su actuación. Personalmente me resultó demasiado tristón, inexpresivo y claramente por debajo del resto del elenco. Un elenco en el que también encontramos a rostros conocidos del ayer y del hoy. Entre los primeros está el veteranísimo Delroy Lindo que da otra lección encarnando a un viejo músico llamado Slim. Y entre los rostros actuales tenemos a Hailee Steinfeld demostrando ser una actriz hecha y derecha con mucho poderío y personalidad. Encarna a Mary, una novia blanca a la que Stack dejó colgada.

Por último, destacar la presencia de Tenaj L. Jackson y de Jack O’Connell. La primera carga de gran fuerza a su personaje de Beatrice, una experta en ocultismo que tuvo una relación con Smoke. Y, por su parte, O’Connell interpreta a un tipo ladino que aparece casi achicharrado al escapar de unos indios… y que termina cobrando gran importancia en el desenlace de la historia.

“¡Suelta la guitarra, Sammie! En el nombre de Dios” (Predicador)

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Los pecadores, una película bastante bien rodada con toda la calidad que el formato IMAX ofrece. La pena es que sus pretensiones resultan demasiado altas y no obtienen todas el trato que merecieran dando lugar a cierta indefinición. En cualquier caso, su espectáculo audiovisual la hace propicia para ser disfrutada en una pantalla grande.

AVISO: La película continúa hasta su desenlace final en los primeros títulos de crédito.

Tráiler de Los pecadores

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