La noche del cometa
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Todos los habitantes de la Tierra han sido fulminados… Bueno, todos NO. Dos hermanas adolescentes han sobrevivido y ahora tienen todo el planeta para ellas. Después de ¡40 años! hoy toca rescatar del olvido y volver a poner de actualidad ‘La noche del cometa’.

“La respuesta debe estar en el acero” (Regina)

Crítica de La noche del cometa

Cuando uno se dispone a ver una película como esta debe ser consciente del tipo de producción que va a ver. Con esto quiero decir que estamos ante un film de serie B típicamente ochentero con todo lo que esto implica: mucha imaginación e ingenuidad, medios escasísimos y simplemente ganas de ofrecer un rato entretenido sin mayores pretensiones, ínfulas o sesudas explicaciones. Y todo esto se cumple a rajatabla en ‘La noche del cometa’. Estamos también ante una película que el paso del tiempo, y la veneración actual por todo lo ochentero, ha convertido en una pequeña cinta de culto. Un film que encuentra su personal y particular hueco dentro del subgénero del cine de catástrofes o cine post-apocalíptico.

Del guión y la dirección se ocupó Thom Eberhardt. Y bien podemos decir que esta fue su película más importante y/o conocida. Su labor en los lápices no puede ser más sencilla y, tal y como expuse antes, ingenua. Aprovechando la cercanía en su tiempo de la llegada del cometa Halley, como ya hiciera Tobe Hooper conLifeforce (1985), Eberhardt ideó esta historia en la que un cometa extinguía a los humanos como hace 65 millones de años hizo con los dinosaurios. A partir de ahí empieza a desarrollar una serie de ideas peregrinas para justificar la supervivencia de dos hermanas, la fulminación de casi el resto de la humanidad y la transformación de unos pobres desgraciados en zombies salvajes… Si bien podemos criticar todo esto, la verdad es que no andar con rigurosas explicaciones científicas resulta parte del encanto de tan pequeña producción.

Ahondando un poco en la sencillez de la trama apreciamos una total ausencia de dramatismo. A pesar de la apocalíptica situación, las dos hermanas no echan ni una lágrima y se dedican a jugar a las recreativas, visitar cadenas de radio y tiendas, y pegar algunos tiros. Sí, todo esto puede parecer ridículo… pero, como ya dije, estamos ante un film puramente años 80 que además hace de la indefinición su bandera. En cualquier caso, hay un intento de buscar un lado siniestro con la aparición de unos científicos militarizados que presentan oscuras intenciones. Y de esto básicamente va ‘La noche del cometa’. No podemos pedirle peras al olmo…

Personalmente pienso que lo mejor que tiene ‘La noche del cometa’ es su ambientación. En este aspecto, Eberhardt consigue situarnos con bastante tino en una ciudad, Los Ángeles, abandonada a su suerte y totalmente vacía. Además, el efecto “anaranjado” del cielo por el paso del cometa da lugar a una suerte de calima que le da el ambiente post-apocalíptico necesario a la propuesta. Pero este punto positivo choca con la pequeña chapuza visual de la entrada de la cola del cometa en nuestra atmósfera. Es una secuencia muy cantosa de unos segundos que deja claro que el presupuesto del film se quedaba enormemente pequeño para con sus aspiraciones. También nos podemos quejar de los zombies o más bien de su ausencia. Apenas veremos a dos podridos en todo el metraje… y, queramos o no, esto resta mucha tensión al film.

Por otro lado, como en toda producción ochentera que se precie, la banda sonora está hábilmente trufada de canciones no-originales. Varios de estos temas son interpretados por Revolver. Además, de manera inevitable, y siendo dos protagonistas femeninas, nos cuelan una versión casi a modo de videoclip del famosísimo “Girls Just Want to Have Fun”, esta vez interpretada y/o versionada por Tami Holbrook y no por Cindy Lauper.

Desde un punto de vista actoral, prácticamente todo el peso de la película lo soportaron dos jóvenes actrices. Me refiero a Catherine Mary Stewart y Kelli Maroney. Ambas interpretan a las hermanas supervivientes de la hecatombe, Regina y Samantha. Y su actuación es bastante buena recreando a dos chicas de personalidades bien diferentes. Reg es la más mayor, responsable y capaz de valerse totalmente por sí misma. Por su parte, Sam es ingenua y divertida, la típica animadora rubia. Las dos conectan con el público logrando captar nuestro interés por ver sus andanzas en una ciudad desierta. Es una pena que ambas no participaran posteriormente en otros títulos de mayor importancia. Especialmente, Catherine… que tenía madera y figura total de heroína ochentera. Sin duda, 1984 fue su gran año participando también en otro pequeño clásico de culto como fue ‘Starfighter: La aventura comienza’ (Nick Castle).

Dejando a las hermanas al margen, también irán desfilando por la pantalla otros supervivientes. Entre ellos está Héctor, un camionero latino interpretado por Robert Beltran. Su personaje se presenta vestido con todos los clichés de los héroes de acción de la época y se convierte en el interés amoroso de Reg. Y, por último, están los científicos militarizados que mencioné anteriormente. Entre ellos destacan Mary Woronov y Geoffrey Lewis. La primera interpreta a Audrey, una doctora descreída con la misión del grupo. Y el segundo es el doctor Carter, un tipo malencarado que ahorra cualquier tipo de gesto.

“¡Las tiendas son nuestras!” (Regina)

En conclusión.
Acabo esta crítica de La noche del cometa, una pequeña producción ochentera con la que recordar aquella época de las recreativas, los calentadores, las hombreras, las uzis, las motocicletas chulas, las gafas de sol cools, los científicos siniestros, la música pop y algún que otro zombi. Todo ello concentrado en una trama muy básica con dos hermanas que marcan el camino a seguir. Recomiendo verla para pasar un rato recordando unas décadas en las que para hacer cine y entretener no había que acudir a metrajes interminables ni tampoco desarrollar teorías de física cuántica…

Tráiler de La noche del cometa

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