Juego de ladrones: Pantera
Big Nick aún permanece obsesionado con atrapar al escurridizo Donnie y siguiendo el hilo de sus pesquisas acaba en Niza. Allí muy pronto descubre que Donnie ahora colabora con la mafia Pantera, una red criminal que roba diamantes por toda Europa. Contra todo pronóstico, Nick admite ante Donnie que está arruinado y le propone ser socios en el crimen. (Cineycine).
“No se trata del dinero. Se trata del desafío. ¿Puedo entrar y salir sin que nadie sepa que estaba ahí? ¿Puedes sentirlo?…”. La emoción de la caza. Es hora de cambiar de bando. Vuelven Big Nick y ‘Fraulein’ Donnie. No es un juego cualquiera. Pistolas de verdad. Joyas de verdad. Mafiosos de verdad. Bienvenidos a… ‘Juego de ladrones: Pantera’.
“Y el poli se convierte en gángster” (Donnie)
Crítica de Juego de ladrones: Pantera
Siete años ha tardado Christian Gudegast en levantar la secuela de ‘Den of Thieves’, en España conocida como ‘Juego de ladrones: El atraco perfecto’. Esta cinta supuso su ópera prima como director y cundió mucho en taquilla. Su recaudación mundial ascendió a 80 millones de $ con un presupuesto por debajo de los 30. Sin duda, los hasta siete logos de diferentes productoras independientes que aparecen antes del comienzo del film, dan una pista de cuál fue el mayor impedimento para rodar una continuación. Al final encontraron amparo bajo la distribución y promoción de Lionsgate.
Oficialmente, ‘Juego de ladrones: Pantera’ tiene un presupuesto estimado de 40 millones de $, según varios portales fiables y especialistas en cifras de cine. Viendo el film, y comparando con el presupuesto de la primera, bien podemos decir claramente que el aumento de dinero de una a otra no luce en pantalla. Así pues, buena parte del coste de producción debe haberse empleado en llenar los bolsillos de los dos actores protagonistas: O’Shea Jackson y Gerard Butler. Literalmente el resto de intérpretes son totalmente desconocidos para el público en general. Y la película tan solo tiene una secuencia de acción y persecución destacadas en todo el extenso metraje que se va a unos exagerados 144 minutos. Una set-piece bastante correcta, pero nada del otro mundo…
Si recordamos bien es verdad que la primera entrega también se movía en unos parámetros de duración similares a ‘Pantera’. Y también apostaba por solo dos secuencias de acción importantes. Una al comienzo y otra en el clímax. No obstante, también es verdad que ‘Juego de ladrones: El atraco perfecto’, sin duda, contaba con una historia mucho más atractiva. Además de un casting notablemente elegido. Un elenco donde no desentonaba el casi siempre horrible 50 Cent. Y, sobre todo, nos ofrecía un tremebundo juego del gato y el ratón entre Gerard Butler (Nick) y Paul Schreiber (Merrymen).
Así, y tirando de paralelismos… si ‘El atraco perfecto’ era la versión macarra de ‘Heat’ (Michael Mann, 1995), entonces, ‘Pantera’ es una revisitación de ‘Ronin’ (John Frankenheimer, 1998), pero con un claro envoltorio DTV y salvando mucho las distancias. Tomando en cuenta estas referencias, Gudegast, en un guión mucho menos ambicioso y fresco que el anterior, nos entrega una sosegada película de colegas a la fuerza. Un film al estilo de las buddy-movies de los ochenta y noventa. Por consiguiente, la propuesta une a dos personajes opuestos que no pueden soportarse el uno al otro pero que están obligados a trabajar juntos.
Si tuviéramos que enclavar el film, claramente ‘Juego de ladrones: Pantera’ se vuelca mucho más al thriller de robos. Siendo el robo en sí mismo lo más importante. Por encima incluso de los personajes. El principal problema radica en que la teórica fortaleza a robar no luce inexpugnable. Y, además, el tesoro o MacGuffin que se encuentra en su interior no termina de llamar tanto la atención.
Respecto a la ambientación, la cinta recorre una buena parte de lugares con atmósfera europea. No en vano, los hacen pasar por Francia e Italia. Fugazmente presenciaremos un prólogo en Los Ángeles para a hilar la historia del film original con esta secuela. Dando a entender que, a pesar del paso de los años, todo ocurre cronológicamente seguido. En este apartado de la ambientación toca decir, para todo aquel que lo desconozca, que en realidad la película, salvo unos cuantos planos de situación, se rodó en la isla de Tenerife. Durante cerca de dos meses estuvieron allí presentes Butler, Jackson y el resto del equipo, filmando mayoritariamente de noche. Siendo conocidos los beneficios fiscales de rodar en Canarias, encontramos otra razón para no creer que ni la mitad de lo invertido en esta producción fue a parar delante de las cámaras.
En relación a lo anterior cabe decir que, salvo que el espectador que conozca bien la geografía local, la cinta está correctamente disfrazada, sobre todo de Niza. Otra cosa es para los que vivan o hayan vivido en Tenerife. Comento esto último porque la mayoría de las calles y carreteras elegidas no han sido convenientemente disfrazadas para dar el pego a los lugareños. La fotografía corre a cargo del mismo responsable del original, Terry Stacey. Mientras que en la música Kevin Matley sustituye al mucho más ambiental Cliff Martínez. No por casualidad, un habitual de Nicolas Winding Refn, otro cineasta sobre el cual tomó influencias Gudegast.
Los minutos protagonistas en el reparto van a parar a O´Shea Jackson (Donnie) y Gerard Butler (Nick). El primero demuestra su nulo carisma en una película que, seguramente, finiquitara sus posibilidades de actor con posibilidades de ser cabeza de cartel. En la primera película todavía no cantaba mucho en este aspecto al estar tapado por el resto de la banda de Merrymen. Pero en esta segunda parte, teniendo que llevar por lo menos la mitad del peso protagonista, no cambia de registro durante más de dos horas dejando bien a las claras sus limitaciones.
Por otro lado va Gerard Butler buscando animar la fiesta desde el minuto uno. No llega a repetir el glorioso recital de la anterior, pero sí que por lo menos uno ve sus intentos por actuar. Además se ve beneficiado por su innato carisma y buen porte. Ojo especialmente a su momento noche loca en la discoteca… Y a todo lo que tiene que ver con sus minutos finales desde que se queda solo atrapado en el banco de diamantes.
Del resto, poco o nada que decir. Todos quedan muy lejos del grupo ecléctico de tipos duros visto en la cinta de 2018. Aquí quizá llamen la atención el imponente Salvatore Esposito (Slavko) como un conocedor de la geografía local el cual confía en Donnie para el golpe. Evin Ahmad (Jovanna) como el enlace local de la mafia Pantera en Niza. Y por último me quedaría con la directora del banco de diamantes Nazmiye Oral (Chava) y el mal encarado Dino Kelly (Marko), un antiguo novio de Jovanna, que no ve con buenos ojos la intromisión de Nick en la banda.
“Un tigre no puede cambiar sus rayas” (Nick)
En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de Juego de Ladrones: Pantera, una continuación que se queda por debajo de la anterior. Claramente va en una marcha menos y buscando serializar la franquicia en una particular saga de buenos y malos con Butler y Jackson compartiendo aventuras, atracos y protagonismo.
Tráiler de Juego de ladrones: Pantera
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