Infiltrados en la Universidad
Jenko y Smichdt se enfrentan a una nueva misión exactamente igual que la anterior, excepto por el lugar: esta vez toca infiltrarse en el Campus Universitario. Allí un nostálgico y peligroso narco apodado “El Fantasma” está introduciendo una nueva droga con nombre en clave WHYPHY (pronúnciese wifi). La misión de Jenko & Smichdt es hacerse pasar por universitarios de primer curso, indagar hasta dar con el distribuidor de “El Fantasma”, y detenerlo antes de que la droga se haga viral en las vacaciones de primavera. (Cineycine).
Channing Tatum y Jonah Hill vuelven a hacer pareja y a entenderse en las buenas y en las malas. Ambos regresan en esta continuación de la entretenida ‘Infiltrados en clase’ (2012). También repiten los mismos directores de aquella y, de nuevo, el simpar Ice Cube. Las aulas del Campus son un infierno de drogas y fiestas. Alguien tiene que detener ese desfase… ¡o unirse a él! Vuelven los mejores polis del Jump Street en misión secreta. Esta vez toca… ‘Infiltrados en la Universidad’.
“Hacer exactamente lo mismo que en la anterior misión, exactamente lo mismo” (Jefe Hardy)
Crítica de Infiltrados en la Universidad
Hace apenas unos años nadie sabía quiénes eran Phil Lord y Christopher Miller. Hoy son dos tipos que casi pueden hacer lo que quieran en Hollywood, después del descomunal éxito de ‘La Lego Película’ (2014). Antes de aquella, se pusieron detrás de las riendas de la adaptación de una famosa serie juvenil de TV de los años 90. Un serial en donde se dejaba ver todo un icono como Johnny Depp (cameo incluido).
‘Infiltrados en clase’ (2012), contra todo lo esperado, mostraba una mala leche y un muy buen tino en cuanto a su ritmo. Además añadía a dos protagonistas que se entendían bien delante de la cámara. Y el guión, sin ser gran cosa, se movía ágilmente para contentar al público juvenil y a los más mayores. El film fue todo un éxito de taquilla más que importante. Así pues, su secuela estaba cantada y apenas tardó dos años en llegar. Esto demuestra lo rápido que mueven un proyecto cuando se trata de actores jóvenes y films de costes muy controlados.
Así pues, pasamos a comentar la segunda entrega. Esta secuela se presenta con el título de ‘Infiltrados en la Universidad’. Aquí los directores no esconden tampoco gran parte de la mala leche del tono del original. Por ejemplo, ver cómo, casualmente, el punto de reunión del Jump Street se encuentra enfrente de la Iglesia de la anterior, o como no paran de repetir que el caso que investigan es exactamente igual que el del Instituto.
Channing Tatum explota su versión action-man con chiste incluido a su papel en ‘Asalto al poder’ (Roland Emmerich, 2013). Por su parte, el ya consagrado como grande, Jonah Hill, se encarga del humor. Hill da al público lo que espera: ver en pantalla al gordo raro de ‘Supersalidos’ (Greg Mottola, 2007) haciendo payasadas.
También tenemos ocasión de ver al siempre efectivo villano Peter Stormare. En esta película da vida a un traficante que añora intensamente los años 90, las drogas y los mafiosos de aquellos tiempos… y no los niñatos insolentes de hoy día. Además, también regresa ese actor imposible y eternamente cabreado que es Ice Cube. El rapero tiene, en un determinado momento, un auténtico caramelo en forma de giro del guión. Todo para mantener en plano sostenido su único registro interpretativo: “el de negro muy cabreado”. Las escenas con Cube muy enojado con uno de los protagonistas, por un hecho que no vamos a descubrir, son una de las bromas más efectivas del film.
El humor también va muy unido al acertado tono de auto-parodia de las persecuciones entre buenos y malos, ya sea con los polis a bordo de un camión lleno de animales exóticos, o en un coche con forma de casco gigante de Fútbol Americano (atención especial a cómo van metiéndose por los rincones donde más cosas hay para destrozar en dicha persecución). Y ¡cómo no! imposible perderse los minutos finales. Unos instantes con un desfile de cameos y falsas secuelas de la saga Infiltrados que logran sonsacar unas buenas risas.
También hay momentos que están metidos claramente para satisfacción del fan de Tatum. Me refiero, por ejemplo, a su proclamación como macho con un cerebro más bien pequeño. También tenemos secuencias puestas al servicio del chiste fácil, o la condenación pública de lo anormal. En este sentido, destaca el ataque continuo al personaje de Hill por ser gordo y tener gustos no tan bien vistos (beber vino o conversar con chicas sin querer tener sexo obligatorio con ellas). Hay momentos, como su clímax en México (en realidad Puerto Rico), que se notan metidos con calzador. Son momentos para, de nuevo, satisfacer las ganas del público de ver al dúo protagonista de fiesta. No hay más que ver como se vendió el film en forma de carteles publicitarios y trailers, incidiendo en dichos desfases que, finalmente, ocupan menos de un tercio del metraje.
La lucha de la película por mostrar un humor irreverente (como acertadamente incluía el original) y gags fáciles es continúa. Esto no siempre es beneficioso. No obstante, hay que admitir que el gag más fácil y esperado, el de hacer cabrear a Ice Cube, es uno de los mejores. No así las exasperantes pullas homo-eróticas entre los protagonistas por parte de miembros exteriores. Por ejemplo: esa sesión forzada con el psicólogo del Campus.
Al margen de ver a un elenco de intérpretes haciendo lo que mejor saben (o por lo que se hicieron famosos) es de agradecer la refrescante labor de sus directores en el manejo de la cámara y las situaciones de acción. Se nota que tanto Lord como Miller son grandes fans del cine de los 80 y 90. Ojo al plano homenaje a ‘Dos policías rebeldes’ (Michael Bay, 1995) cambiando al cartel de Miami por el de Puerto México.
También queda muy claro que Lord y Miller aprendieron mucho viendo las buddies movies de aquellos maravillosos años. Uno de los varios ejemplos es el uso continuo de bromas básicas y recurrentes. Estas gansadas sirven para evitar que el espectador desacredite el guión o las motivaciones de los personajes, porque ya el mismo film se encarga de recordar que estamos ante una película exactamente igual que la anterior, pero que visualmente se muestra más grande y ambiciosa. Lo mismo para los personajes, siguen siendo los tipos inmaduros que eran antes. Unos irresponsables que no dudan en unirse a la fiesta en mitad de una misión secreta.
En resumidas cuentas.
Más acción, más comedia, más actores conocidos y más cameos. Contiene también un buen número chistes efectivos y un par de directores con un futuro lleno de éxitos por delante. Llegado este punto final de esta crítica de Infiltrados en la Universidad tengo que decir que la misma está, sobre todo, recomendada para los fans de la anterior y los seguidores de Tatum & Hill: “El Gordo y el Mazas” de Jump Street.
Tráiler de Infiltrados en la Universidad
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