Green Zone: Distrito protegido
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Una de las guerras más polémicas y recientes de la historia, la segunda guerra del Golfo, es el escenario de este entretenido thriller. Una nueva película que Paul Greengrass volvió a filmar, nuevamente, junto a Matt Damon. Acompáñanos al centro de la acción en… ‘Green Zone: Distrito protegido’.

“¡Cuando vamos a una guerra los motivos siempre cuentan, siempre!” (Miller)

Crítica de Green Zone: Distrito protegido

Después de los mega-taquillazos de las secuelas de Bourne:El mito de Bourne(2004) yEl ultimátum de Bourne(2007), y de su nominación a los Oscar por United 93’ (2006), nadie podía negar que Paul Greengrass estaba en la cima del mainstream hollywoodiense. Aún así, y bajo el punto de vista de este servidor, Greengrass (que no es mal realizador) peca de «imponer» en el cine de acción actual su enfoque de rodar con cámara en mano y al hombro. Un estilo que, en teoría, debería meter al espectador de una manera realista en la acción. Sin embargo, no hace más que marear de una manera increíble al público que visiona la cinta en cuestión. Esto, queridos lectores, es un mal que asola de manera atroz al cine actual.

No obstante, y aunque ‘Green Zone: Distrito protegido’ se encuentra rodada de la manera antes comentada, hay que reconocerle a sus responsables que entregan un film entretenido y disfrutable. No en vano, Greengrass sabe dosificar bien la intriga y el suspense a lo largo de la propuesta. A su vez, logra también un ritmo trepidante y bastante acorde con lo que entiende qué es un thriller. Esto es: que sea veraz, verosímil, rápido y directo como un cuchillo.

Al margen de su enfoque direccional, en las películas de Greengrass (salvo ‘United 93’, su única película con actores enteramente desconocidos) siempre hay una buen hueco para estrellas. En este film consigue un gran equilibrio entre actores principales y secundarios. Matt Damon es el cabeza de cartel con un personaje muy diferente al de Bourne. Su Roy Miller quizás sea más carismático que el agente desmemoriado. A su lado tenemos a un Greg Kinnear totalmente «cabronesco». También se luce Brendan Gleeson en un papel de espía con buenas intenciones. Y, finalmente, el casting lo completan unos anecdóticos Amy Ryan y Jason Isaacs. Este último en un personaje sin escrúpulos que le da muchos quebraderos a Miller a lo largo del metraje.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. El problema más grande de “Green Zone” (aparte de que se encuentra rodada de la manera anteriormente referida) reside en el guión de Brian Helgeland. En muy pocos momentos se analiza con profundidad los métodos de los servicios de inteligencia americanos (en la saga de Bourne se mostraba a una agencia llena de trapos sucios y de corruptos), pintandolos además como “los buenos de la película”. Por otro lado, a las fuerzas especiales, en general, se las pone como unos capullos integrales. Todo esto deja con pocas o nulas intenciones de realizar una crítica más profunda a las ramas de inteligencia.

Afortunadamente, Greengrass sabe apoyarse en lo importante y no deja que decaiga la película en ningún momento. Destacando especialmente el brutal prólogo, o el asalto a una residencia civil iraquí por parte del grupo de soldados comandados por Miller para capturar unos objetivos valiosos. Esos momentos son, por sí solos, unos brutales alicientes para el visionado del film. Resaltar también la cuidada fotografía (que no manejo de la cámara) de Barry Ackroyd. Finalmente, recordar las localizaciones repartidas entre Marruecos, España (concretamente en la base militar de Los Alcázares en Murcia) e Inglaterra.

En conclusión.
La conclusión final de esta crítica de Green Zone: Distrito protegido nos deja un buen thriller. Y eso a pesar de que no me convence del todo su modo de filmación y su guión. Un script que, aún siendo efectivo, no llega a trascender. Finalmente, cuenta de manera destacada con unas notables interpretaciones del reparto, alguna escena de acción notable y un buen ritmo.

Tráiler de Green Zone: Distrito protegido

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