Godzilla Minus One
A finales de la 2ª Guerra Mundial, el piloto Koichi Shikishima lleva su avión a la pequeña isla Odo para unas reparaciones. Esa noche es testigo de la aparición de un monstruo al que los locales llaman Godzilla que termina arrasando el destacamento, dejándole a él y al mecánico jefe Tachibana como únicos supervivientes. Tras el final de la guerra, Koichi conoce a Noriko, quien está a cargo de una niña pequeña a la que ambos adoptan y deciden formar una familia. Pero, muy pronto, el monstruo que vio Koichi regresa mutado por las pruebas nucleares y amenaza a Japón. (Cineycine).
El coloso atómico por antonomasia está de enhorabuena. Y no sólo porque pronto volverá a reunirse con el rey de Isla Calavera… sino también porque tiene nueva serie y una nueva película llegada desde Toho Studios. Precisamente, esta última, ha sido un gran éxito tanto en los USA como en su país natal. Y ahora nosotros tenemos, por fin, la posibilidad de ver la furia de Gojira en la gran pantalla como pocas veces antes. El rey de los monstruos vuelve a tomar Japón con una fuerza colosal e imparable en ‘Godzilla Minus One’.
“Este país no ha cambiado… ni parecer tener interés en hacerlo” (Cap)
Crítica de Godzilla Minus One
Si hace unos años, alguien me hubiera dicho que una película japonesa de Godzilla iba a ser un éxito de taquilla, y encima contando también con un apoyo de crítica como pocas veces se ha visto… ¡diría que me estaba mintiendo! No hay más que recordar lo sucedido con ‘Shin Godzilla’ (Hideaki Anno y Shinji Higuchi, 2016). Aquel film, a pesar de tener un apoyo notable de la crítica, dejó a los fans divididos. Tan es así que la cinta llegó incluso a ser considerada una abominación y un despropósito dentro de la franquicia. Personalmente considero que ‘Shin Godzilla’ ofrecía cierta originalidad en la saga. Una saga que ha tocado todos los palos con un personaje que ha logrado trascender. Y lo ha conseguido desde la oscuridad de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki hasta convertirse en un icono pulp como el mismísimo King Kong.
Para realizar ‘Godzilla Minus One’, desde Toho Studios, pensaron en Takashi Yamazaki. Se trata de un realizador cuya experiencia en efectos visuales le hacían merecedor de mostrar su visión del personaje. Además, Yamazaki ya había tocado de forma indirecta al coloso nuclear fuera de su franquicia. Lo hizo primero en ‘Always: Sunset on Third Street 2’ (2012), un film dramático en el cual en una secuencia onírica uno de los personajes veía su barrio destruido por Godzilla. Y, posteriormente, Yamazaki también se ocupó de crear las animaciones de la atracción ‘Godzilla: The Ride’. Este último trabajo, según dicen, fue la prueba definitiva para que la Toho lo fichase como director y guionista de su nueva película del monstruo atómico.
Desde la citada ‘Shin Godzilla’, y a diferencia de varias de las aportaciones de la era Reiwa más la trilogía anime y ‘Godzilla: Singular Point’, Yamazaki no ha apostado por hacer una versión radicalizada o experimental. El realizador ha abogado por entregar una kaiju eiga sorprendentemente tradicional. Así pues, uno diría que esto es apostar sobre seguro. Sin embargo, Yamazaki se las ingenia para ofrecernos una propuesta que engloba todos los elementos que hicieron de Godzilla un titán memorable. Por consiguiente, al ver ‘Godzilla Minus One’ piénsese en la construcción narrativa de ‘Tiburón’ (Steven Spielberg, 1975) y en la cinta original de Ishiro Honda, ‘Japón bajo el terror del monstruo’ (1954), a la hora de la utilización metafórica del titán. En cualquier caso, Godzilla no representa aquí el poder atómico, sino la mentalidad japonesa tras el final de la II Guerra Mundial y su sentimiento antibelicista.
Siguiendo con la estructura narrativa, decir que la película bebe del blockbuster americano, pero Yamazaki prima por encima de todo la construcción dramática de sus personajes. El mejor ejemplo de esto es Koichi, un antiguo piloto kamikaze que regresa a un Japón en ruinas para rehacer una vida que parece haber desaparecido. Su encuentro con Noriko, y la pequeña que ambos trataran de cuidar, son algunos de los elementos a través de los cuales Yamazaki crea una historia de clara inclinación dramática. No obstante, es cierto que estos personajes no dejan de ser arquetipos. En cualquier caso, el guión del propio director se permite darnos unos personajes atractivos tratando a través de ellos temas como: la empatía, el honor, la vida, la falta de humanidad y el futuro de un país que ha sido devastado.
Al margen de lo expresado en los párrafos anteriores, la visión de Yamazaki también engloba un homenaje a las recientes películas del Monsterverse. Específicamente, y en el tema de las escalas, este Godzilla remite al monstruo de Gareth Edwards. Incluso hace un guiño visual a ‘Godzilla vs. Kong’ (Adam Wingard, 2021) y también otro implícito al tan denostado ‘Godzilla’ de Roland Emmerich. Tampoco falta alguna referencia a ‘Jurassic Park’ (Steven Spielberg, 1993). En fin, estos son algunos de los “tributos” visuales que podemos apreciar en ‘Godzilla: Minus One’. Y esto no es pereza o vagancia, sino que Yamazaki es consciente de todo lo aportado al personaje a lo largo de casi 70 años y su influencia en la historia del cine.
Respecto al diseño de Godzilla hay que resaltar que está claramente influenciado por la versión de la era Heisei. Además es una “interpretación” mejorada del propio diseño que Yamazaki presentó para la atracción japonesa ya comentada. Este Godzilla no necesita ser tan absurdamente poderoso como lo fue su anterior versión con Hideaki Anno y Shinji Higuchi. Este ‘Godzilla Minus One’ es un auténtico monstruo de fuerza arrolladora. Sus apariciones en pantalla se convierten en auténticos tour de force de destrucción, tensión y espectacularidad como pocas veces se ha podido ver. Estamos ante un auténtico monstruo que destroza todo a su paso como si fuera una fuerza de la naturaleza. Y, en cuanto a tamaño, es el más pequeño (tan solo supera al de la cinta original de 1954).
Por otro lado, estamos ante el segundo Godzilla hecho enteramente por CGI (sin contar cortos o easter eggs). Los resultados son notables… pero no perfectos. En algún plano “canta” su movimiento. Aun así, hay que reconocer que Yamazaki y su compañía de efectos han hecho un buen trabajo, sobre todo de cara a las secuencias de destrucción masiva. Destaca el momento en el que se ve en todo su esplendor su aliento atómico. Además nos regalan varias secuencias a plena luz del día e incluso en el océano. Estamos, junto con ‘Godzilla vs. Kong’, ante una de las pocas películas en las que se trata a Godzilla como a un verdadero monstruo marino. Resulta curioso que uno de los elementos más implícitos del coloso haya tardado en verse de forma tan detallada. La primera escena al respecto es una de las mejores de la franquicia.
En la banda sonora tenemos a Naoki Sato. Su score se aleja de las versiones más “bombásticas” y sinfónicas de la serie. Su música es mucho más oscura e incluso bastante cercana, en su composición, a la que hizo Akira Ifukube. De hecho, a Sato se le ha permitido regrabar y rearreglar tres versiones del tema original de Ifukube. El resultado es una partitura oscura, claustrofóbica y tremendamente atmosférica. Se podría pensar que una de las influencias del trabajo musical es la banda sonora de Hans Zimmer para ‘Dunkerque’ (Christopher Nolan, 2017) en su uso de la música y creación de atmósferas, sentimientos y disonancias varias para reflejar el drama, caos y terror provocados por el monstruo. No cabe duda que la combinación de esta score con las imágenes de Yamazaki dotan al film de algo especial.
Sobre el reparto comentar que la mayor parte de los actores son desconocidos de cara al público neófito del género y del cine japonés. Sin embargo, me gustaría destacar a Kuranosuke Sasaki en su performance de veterano capitán que no se contiene en sus críticas hacia el gobierno japonés y su falta de humanidad frente a la amenaza que supone Godzilla. También aplaudo al protagonista, Ryunosuke Kamiki, que ofrece una interpretación cargada de matices y emocional. Encarna a Koicho, un piloto kamikaze con sentimiento de culpa por haber sobrevivido al primer encuentro con el monstruo. Esto es una clara referencia al estado mental de los soldados japoneses que volvieron de la guerra en 1945 y su estrés post-traumático.
Mencionar también la labor de Munetaka Aoki como el mecánico Tachibana. Su papel tiene mayor peso cerca del clímax final. Y por último destacar a Minami Hamabe como Noriko, la mujer que ayuda Koichi tras su vuelta a Tokio. La actriz aporta bastante en las escenas dramáticas y lo hace de forma notable.
En conclusión.
Acabo esta crítica de Godzilla Minus One, no exagero nada al afirmar que es una de las mejores entregas de la franquicia del coloso atómico. Aun sin llegar a los niveles de la cinta original de Honda, resulta el film más emocional a nivel metafórico del monstruo y potente en cuanto su desarrollo. En definitiva, una notabilísima entrega del titán japonés que deja claro que tenemos Godzilla para rato.
Tráiler de Godzilla Minus One
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La terminé de ver ayer y sólo tengo buenas palabras para esta película. Sobre todo, quiero destacar el excelso nivel de efectos especiales que presenta el film. ¡Fascinantes! Y esto teniendo en cuenta que tan sólo ha costado 15 millones de $, creo. Cada aparición de Godzilla es un espectáculo y encima te lo muestran casi siempre en imágenes a plena luz del día sin miedo a esconder nada (ojo a las batallas navales).
Otro aspecto positivo del film es que no hace falta haber visto nada del personaje ni conocerlo previamente para disfrutar del film. Casi podría decir que estamos ante una película de orígenes.
El único «pero» que le pongo a la propuesta es que yo no empaticé con la pareja protagonista. Creo que a ambos les falta meterle más sentimiento, credibilidad e implicación a sus personajes. Los noté un poco fríos. En cambio, mi aplauso para Hidetaka Yoshioka como el científico Noda y para Kuranosuke Sasaki como el capitán ya citado en la review.
Mis notas. Dirección: 9. Guión: 7. Reparto: 6,5. Nota: 8.