Gangs of New York
Tras un sangriento enfrentamiento entre los llamados verdaderos nativos americanos y los irlandeses católicos, apodados los “conejos muertos”, el Reverendo Vallon, líder de los segundos, muere en batalla a manos de Bill El Carnicero, el gran gerifalte de los nativos. Su hijo, Amsterdam, y todos los miembros de los antiguos “conejos muertos”, quedan proscritos por siempre. Dieciséis años después, Amsterdam regresa a Five Points bajo una nueva identidad. Pero su deseo de venganza permanece intacto. Su acercamiento a Bill ha de ser sigiloso. ¿Su misión? destruirlo desde dentro. (Cineycine).
“La calle Mulberry… y la Worth. Cross, Orange y Little Water. Cada uno de los Five Points es un dedo. Cuando cierro la mano se convierte en un puño. Y siempre que quiera puedo lanzarlo contra usted…”. América se construyó en las calles a base de la sangre de las bandas. Martin Scorsese presenta a Leonardo DiCaprio y Daniel Day-Lewis en ‘Gangs of New York’.
“Que el señor de los cristianos guíe mi mano contra vuestro papismo romano” (Bill)
Crítica de Gangs of New York
Estamos ante una notable y largamente acariciada obra de Martin Scorsese que lo devolvió a las grandes ligas. Scorsese retornó a lo alto tras la justamente olvidada ‘Kundun’ (1997) y la infravalorada ‘Al límite’ (1999). Además, el film supuso la primera de las muchas colaboraciones entre el cineasta y Leonardo DiCaprio, su nuevo actor fetiche y claro heredero de Robert De Niro como gran protagonista de sus proyectos…
Curiosamente, ‘Gangs of New York’ debía unir a DiCaprio con De Niro, ambos como protagonista y antagonista respectivamente. Pero este hecho no pudo producirse. A principios del 2000, De Niro cargaba con un proceso judicial abierto que venía de su estancia en Francia para rodar ‘Ronin’ (John Frankenheimer, 1998). Aunque otros rumores afirman que el actor pedía más dinero. Dinero que, finalmente, le dieron para unirse a Marlon Brando en ‘El último golpe’ (Frank Oz, 2001). Sea como fuere, Daniel Day-Lewis heredó el rol escrito para el genial actor neoyorquino. Y lo cierto es que no se puede decir que se echara de menos a De Niro una vez visto el film.
A pesar del título, ‘Gangs of New York’ se rodó casi por completo en los Estudios Cinecitta en Italia. El rodaje tuvo lugar desde diciembre de 2000 hasta marzo de 2001 con un presupuesto de más de 100 millones de dólares. Unos 10 millones más de lo estipulado cuando comenzó su preproducción. El film tuvo una postproducción bastante movida porque Miramax, el estudio que más dinero puso para rodarla, exigió a Scorsese que bajará su primer montaje de más de 215 minutos por debajo de los 150. A pesar de sus reticencias, y temiendo perder el control, Scorsese cedió presentando un corte final de 147 minutos. Finalmente, la película se estrenó en las grandes salas de cine casi dos años después de iniciar su rodaje: el 20 de diciembre de 2002. El objetivo era presentar su candidatura máxima a los Oscars de 2003.
El film logró en su mayoría el favor de la crítica, pero no del público. Se hablaba de la recuperación del mejor Scorsese desde ‘Casino’ (1995) por parte de los primeros. Otro cantar fueron las cifras de recaudación. Solo 77 millones en USA y 115 en el resto del mundo acabaron por cubrir lo invertido y poco más. Y la gran epopeya de Scorsese sobre el nacimiento de toda una nación en la calles y bañada en rojo sangre se saldó con un fiasco de taquilla. Para colmo, su paso por la gala de los Oscars terminó con ¡0 premios! de 10 nominaciones. ‘Chicago’ (Rob Marshall, 2002) y ‘El pianista’ (Roman Polanski, 2002) fueron las grandes triunfadoras de ese año.
El guión fue escrito a tres manos por Jay Cocks, Steven Zaillian y Kenneth Lonergan. Hablamos de un libreto basado en hechos acontecidos en la realidad durante el nacimiento de la Nueva York que todos conocemos. Una gran ciudad con la inclusión dentro su organigrama como ciudadanos del mismo valor de asiáticos, negros, irlandeses, italianos,… y todo durante el alzamiento en la nación de Abraham Lincoln.
‘Gangs of New York’ es una epopeya humana cruda y veraz sobre una época oscura de la historia de América y de “la gran manzana”. Scorsese denota claramente su conocimiento y pasión por la misma. El film toca temas como la vileza del ser humano, el encontrar tu sitio en el mundo, el racismo, la violencia inherente al hombre, la ambición del poder y la corrupción del alma. Además, se siente un sentimiento de miedo y traición. Amén de los intereses propios que eligen cada hombre y mujer. En este aspecto, ojo a la vuelta que da el film cuando al comienzo vemos el liderazgo del Reverendo Vallon con su grupo de soldados prestos para la batalla. Y, como al tiempo, ya sin “su Rey”, esos mismos soldados (en su mayoría) son otras personas, algunos por supervivencia, otros por corrupción moral y otros simplemente por vileza.
El ajusticiamiento de los “soldados” por la voz en off del propio Amsterdam hace que el espectador empatice aún más con su misión. Una misión casi de justicia divina. El plano en donde Amsterdam abandona el reformatorio de Hell Gate, y lanza la Biblia al río antes de volver a Five Points, es una declaración de intenciones maestra de Scorsese.
Todo lo que tiene que ver con la notable ambientación de la película corre a cargo del genio en la materia Dante Ferreti, apoyado en la sensacional fotografía de Michael Ballhaus. La ambientación luce en toda su podredumbre y con toda la roña que uno respira en el ambiente de sus calles y muelles. Lugares donde se mueven los protagonistas. Igual que en los bares de mala muerte y en los subterráneos. El film también traza una clara diferencia entre ricos y pobres. Ojo al retrato que hace de asiáticos, negros y europeos literalmente tirados en las calles. Por no hablar de cómo se representa el modo de vida de los hacendados en sus lustrosas mansiones. Y como los ciudadanos de a pie lo hacen en la misma calle o en cuchitriles.
Sobre la violencia, y siendo un film de Scorsese, la sangre no falta. Eso sí, los actos violentos aparecen principalmente al inicio y ya en el clímax. Y también en una brutalísima y hasta cierto punto inesperada secuencia sobre sobre la hora y cuarenta minutos. El resto del metraje tiene uno la sensación de que todo va a explotar en cualquier momento. Cierto es que hay ajustes de cuentas y explosiones de violencia, pero no al nivel de su prólogo y epílogo. Al igual que todo film del maestro neoyorquino, esta no es una cinta para ver con chavales pequeños. Aquí no estamos en el mágico y navideño ambiente de ‘La invención de Hugo’ (2011).
La música redondea totalmente las potentes imágenes que pueblan el metraje. La misma fue a parar a manos de la batuta de Howard Shore. Al margen, y salvando la pena de su recortado tercer acto, alabar el montaje de la eterna colaboradora de Scorsese: Thelma Schoonmaker.
Del reparto principal destaca Liam Neeson robando totalmente la escena en los pocos minutos que tiene como el Reverendo Vallon, un tipo que cree totalmente en su causa y en su labor como padre y líder. Por su parte, Leonardo DiCaprio va a más como Amsterdam en cada fotograma. Scorsese le dio un material muy potente para lucirse. El espectador puede ver claramente cómo la venganza lo va carcomiendo dividiéndolo finalmente entre sus dos personalidades: la oculta y la verdadera. Por último, el más destacado de todos es Daniel Day-Lewis. El actor británico consigue que pensemos que ni siquiera un genio de la interpretación como De Niro hubiera sido capaz de mejorar su demoledor retrato de Bill El Carnicero. Atención al manejo de los cuchillos, a sus clases de despiece, a su ojo de cristal y a su eterna pose insidiosa y reptiliana.
A nivel de protagonismo, los citados Neeson, DiCaprio y Day-Lewis son los tres ejes de la propuesta. Entre los secundarios tenemos a un político blanqueado exteriormente, pero podrido internamente al que da vida Jim Broadbent (Boss Tweed). A Killoran, su silenciosa mano derecha, lo interpreta Eddie Marsan. Merecen ser destacados también un notable Brendan Gleeson (Walter McGinn) que va de menos a más. ¡Y cómo no! los odiosos roles de aves de rapiña a cargo John C. Reilly (Happy Jack) y Gary Lewis (McGloin). Por encima de todos estos destaca Cameron Diaz. La divertida actriz está aquí alejada de su imagen de novia de América. Encarna a Jenny, una especie de ladronzuela apadrinada por Bill y enamorada de Amsterdam. Tremenda la analogía de sus heridas externas con las internas… atención a sus arranques de ira y coraje. En la parte negativa queda un forzado Henry Thomas (Johnny).
“Cada año, los nativos celebraban el asesinato de mi padre en la pagoda china de Sparrow, en la calle Mott… Un redoble de tambor y el Carnicero bebía un vaso de fuego. Cuando se mata a un Rey, no se le apuñala en la oscuridad…. se le mata donde toda la corte pueda verle morir” (Amsterdam)
En resumidas cuentas.
Concluyo esta crítica de Gangs of New York, una película que terminó de hacer “hombre” interpretativamente a Leonardo DiCaprio. Una obra enorme en sus ambiciones, pero también irregular en su devenir. Contiene momentos de un poder cinematográfico ineludible y otros que no tienen el nivel de un maestro como Scorsese. Gran duelo de actores y excelso uso de la música para potencias las imágenes Y, sobre todo ello, impresionante recital a cargo de un insuperable Day-Lewis capaz de helar la sangre del más pintado.
Tráiler de Gangs of New York
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