Fat City, ciudad dorada
Un buscavidas alcohólico que dejó de boxear tras un combate donde fue vencido con técnicas reprochables, conoce a un chico con potencial para el boxeo. Viendo su talento le recomienda a su antiguo manager, Rubén. Al mismo tiempo, intenta sobrevivir de jornalero, y sueña con volver a subirse a un ring y recuperar la fe en el amor con Oma, una mujer más alcoholizada que él e igual de maltratada por la vida. Por el camino, los tres encontrarán que el sol se pone en el horizonte de sus vidas… y que no todos los sueños son tan grandes como uno cree. (Cineycine).
“Hoy ha venido un chico blanco que podría llegar a algo. Tiene envergadura y un buen par de piernas. Y es blanco ¿sabes? No es que tenga nada en contra de los negros, pero hay demasiados. A los blancos no les gusta pagar para ver a dos negros. Quieren una pelea con un blanco. Algún día atraerá al público… sí aprende a pelear. Y quizá lo consiga si me escucha y me deja que le enseñe todo lo que sé”. John Huston nos invita a adentrarnos en las calles de ‘Fat City, ciudad dorada’.
“Siempre podrás contar conmigo” (Tully)
Crítica de Fat City, ciudad dorada
Pocos directores han sabido plasmar mejor el cine de perdedores y antihéroes como John Huston. Quizá porque el perfil le tocaba cercano, quizá por todo lo que vivió personalmente o, simplemente, por su puro y duro talento. Sea como fuere, fue un maestro del séptimo arte. Un hombre y un nombre que debe escribirse siempre, como la ciudad dorada del título en español, en letras de oro… Huston supo dirigir una retahíla de films directamente antológicos. Películas que pasaron a la historia como obras claves de diferentes épocas. Films que versaban sobre la vida y la muerte. Y casi siempre desde un punto de vista visceral, pesimista y, si se quiere, realista… si uno es capaz de descifrar la vida misma como tal.
‘Fat City, ciudad dorada’ fue la adaptación al cine de la novela homónima de 1969 obra de Leonard Gardner. El propio Gardner también escribió el guión para la película de Huston. La trama trata sobre dos boxeadores. Uno joven y prometedor… y otro en su caída, bebedor y malencarado. Ambos se cruzan en momentos claves de sus carreras. El primero como un posible aspirante a profesional y el segundo en busca de un último combate… Es imposible pasar por alto que el propio John Huston, en sus tiempos mozos, fue un boxeador bastante bregador y amateur. Seguramente por eso vio el potencial, y cierta parte de su alma, en la obra de Gardner y en los personajes… sobre todo en el interpretado por Stacy Keach.
Sin duda, ‘Fat City’ es un film que todos los espectadores fans del mundo pugilístico y del cine veraz sabrán apreciar. Una de esas películas que, como se suele decir, son tan grandes como la vida. Una vida mostrada en su versión más amarga. Comento esto porque, en parte, todos los personajes son perdedores o unos aprovechados. Sujetos que se valen unos de otros por necesidad, ambición o incluso maldad. Un film de sueños rotos y de trenes que se fueron.
En realidad estamos hablando de uno de los mejores films o, por lo menos, de uno de los tops de todo un gigante como John Huston. El director no vivió precisamente unos años setenta especialmente portentosos. Y eso a pesar de títulos tan magníficos como ‘El juez de la horca’ (1972) o ‘El hombre que pudo reinar’ (1975). Considero que ‘Fat City’ es una de las obras que mejor supo plasmar el mundo del boxeo amateur. Ese deporte tan lejos de los focos y de la lluvia de millones de la primera línea. Al mismo tiempo, el paralelismo que traza con la vida obrera es descomunal… Ojo a los viejos y a las enseñanzas que nos van lanzando como aquel anciano que relata que las rosas destrozaron su matrimonio.
El film también destaca por el impresionante y desgarrador uso de planos congelados de su final. Por no hablar de la enorme visceralidad de sus combates. En especial los que van siguiendo la supuesta trayectoria en ascenso de Earl. Al que no vemos ganar ningún combate, sino recibir cuantiosas somantas de palos. O al casi ininterrumpido visionado de la pelea Tully vs Lucero. Esta última culminada con unos últimos minutos para la historia del cine y de la carrera de Stacy Keach, que acaba redondeando una interpretación irrepetible.
La fotografía derruida, y ambientada en la ciudad real de Stockolm (California), fue firmada por el legendario Conrad L. Hall. Hablamos de un ganador de tres Oscars y nominado en otras siete ocasiones en dicho apartado. En la música, ojo al uso de la evocadora canción original de Kris Kristofferson del año 1970: “Help Me Make Through the Night”. El tema que abre y cierra el film y sus acordes nos van acompañando en los ajustados 93 minutos de duración de este imprescindible largometraje. Un largometraje que se estrenó el 26 de julio de 1972 en cines de EEUU. La pena es que no fue recibida como debiera, sobre todo por su marcado tono pesimista. Años más tarde, Sylvester Stallone estrenaría con éxito arrollador ‘Rocky’ (John G. Avildsen, 1976). La cual toma claramente elementos de ‘Fat City’, pero con un tono más épico y esperanzador.
Los protagonistas de la función son un antológico Stacy Keach y un joven y ciertamente ingenuo Jeff Bridges. Ambos interpretan a Tully y Ernie, respectivamente. Los dos están apoyados en el elenco por una muy sufridora Susan Tyrell (Oma), que fue nominada al Oscar en su categoría. El resto son una buena serie de boxeadores y miembros del sector pugilístico de la época… salvo por una pequeña aparición de Al Silvani haciendo las veces de árbitro en un combate.
Como curiosidad del reparto decir que cuando Huston leyó el guión, y acabó por comprar los derechos de la novela por mediación de Ray Stark, el primer actor en quién pensó para protagonizarla fue Marlon Brando, con quién el cineasta ya había trabajado años antes en ‘Reflejos de un ojo dorado’ (1967). El problema vino cuando Brando le dio largas pidiéndole tiempo para ponerse en forma y revisar el guión. Toda vez que el astro acabó por enrolarse en ‘El padrino’ (Francis Ford Coppola, 1971), Huston desistió de contar con él. Fue entonces cuando acabó por elegir a un ciertamente desconocido, por aquella época, Stacy Keach. Con el tiempo, ‘Fat City’ se revelaría como el punto de inflexión en la carrera de Keach y en una de sus mejores actuaciones.
“Antes de dar tumbos, vete en línea recta al sumidero” (Tully)
En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Fat City, ciudad dorada. Estamos ante un film que es mucho más que la versión pesimista y descarnada de ‘Rocky’. Estamos ante una de las obras cumbres del cine más personal de John Huston, redondeando con grandes interpretaciones y con un Stacy Keach que se ganó de lleno el billete a la primera línea a base de sudor y sangre. Sin duda, una obra top del cine pugilístico.
Tráiler de Fat City, ciudad dorada
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