Batman y Robin
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Mucho llovió desde que Tim Burton decidiera ofrecernos la primera película deBatman‘. Desde entonces hubo un largo proceso mediante el cual fuimos testigos de la degradación de la saga y del propio personaje. Con ‘Batman y Robin’ se tocó fondo en más de un aspecto, así que vamos a dar un repaso a esta película que tantas ampollas levantó.

«Si yo debo sufrir, la humanidad sufrirá conmigo”.-Mr. Freeze.

Mister Freeze

Crítica de Batman y Robin.
Con ‘Batman y Robin’, la cuarta y última entrega, esta franquicia que tantos ánimos había levantado entre los fans de Batman emprendió su definitiva caída en picado. No es una afirmación a la ligera, ya que esta película posee todos los ingredientes para ser considerada un producto lamentable: carece de sentido en más de un aspecto, posee una trama pesada, unas caracterizaciones atroces y se adorna con diálogos estúpidos y sin gracia. Ya entraremos en detalle, sólo son algunos ejemplos para poder hacernos una idea de por donde van los tiros.

La verdad es que los fans de Batman esperaban algo refrescante y con esta película no fue precisamente eso lo que recibieron. Es más, tal fue el fracaso que la Warner decidió terminar con la franquicia hasta más ver y cancelar la quinta película, que también iba a ser dirigida por Joel Schumacher. ¿Qué ocurrió para que un proyecto que parecía apuntar alto acabara convertido en semejante mediocridad? Intentemos desvelarlo ahondando en esta crítica de Batman y Robin… y qué mejor que empezar con el director.

Batman y Robin

Joel Schumacher no era un director desconocido cuando se le ofreció dirigir Batman Forever‘. A lo largo de los años se había labrado un nombre con películas estimables como ‘St. Elmo, punto de encuentro’ o ‘Un día de furia’ y parecía capaz de asumir un proyecto de esta envergadura. Pero la verdad es que tras la tercera entrega éramos muchos los que nos olíamos qué podía pasar si no cambiaban de director. Y efectivamente, con ‘Batman y Robin’ Schumacher decidió dar otra vuelta de tuerca y romper con mucho de lo que se había hecho hasta entonces, tratando de retomar la estética de la serie televisiva de los sesenta. El resultado es una Gotham City plagada de neones que pierde toda la tenebrosidad que le había dado Tim Burton y un horrible guión a cargo de Akiva Goldsman que está plagado de frases estúpidas y chistes cutres. A esto hay que añadir un toque fetichista representado por la caracterización de los personajes, de la que hablaremos más adelante, y por el abuso de primeros planos centrados en los culos de los protagonistas, sus paquetes y esos horribles pezones que lucen todos los trajes. Además, un elemento imprescindible en una película como esta ha de ser la acción, pero la verdad es que las escenas de peleas son muy monótonas, están mal coreografiadas y encima se interrumpen constantemente con frases chorras. Llegados a este punto, y con semejante desaguisado, uno se pregunta si la parte interpretativa consigue salvar los platos.

El director no encajó demasiado bien que Val Kilmer se bajara del barco trasBatman Forever‘, pero consiguió hacerse con los servicios de George Clooney para sustituirle. Y hombre, Clooney hace lo que puede, pero el personaje de Bruce Wayne es tan tremendamente superficial que apenas llegamos a ver nada que le defina como persona. De hecho, no sabes dónde acaba él y empieza Batman. Esto que comento se hace más palpable que nunca si comparamos el tratamiento del personaje en esta película con el que ofrece Christopher Nolan en Batman Begins‘. Y no se trata sólo de la profundidad, sino de las líneas de diálogo absolutamente vergonzosas que le meten. Un claro ejemplo lo tenemos en esa escena donde Batman saca su tarjeta de crédito con en logo impreso en ella y añade la frase promocional «Nunca salgas de la cueva sin ella»… Parafraseando a Matías Prats, ¿pero esto qué es?

Para semejante papelón creo que cualquier otro actor lo hubiera hecho igual que Clooney y encima se hubieran ahorrado pasta. El que sí repitió fue Chris O’Donnell en el papel de Robin, que aporta más bien poco y se limita a practicar una infantil lucha de egos con su mentor. Quién sabe, igual Christian Bale recordó esta película cuando le ofrecieron ‘Batman Begins’ y de ahí que no quiera ver a Robin ni en pintura. Y oye, si no quieres caldo ¡toma dos tazas!… De regalo nos viene una insustancial Alicia Silverstone en la piel de Batgirl, un tercer personaje totalmente innecesario cuya única contribución es competir con sus compañeros enmascarados para ver quién suelta el chiste más malo.

Batman y Robin

Y si hablamos de los héroes no podemos olvidarnos de los villanos. Tras haber agotado el catálogo en las anteriores entregas sólo quedaban unos pocos en la recámara. Por una parte, Uma Thurman dando vida a Poison Ivy, y por la otra un Arnold Schwarzenegger totalmente desubicado que le birla el protagonismo al mismísimo Batman. Hay que reconocer que ver a Uma Thurman con sus sugerentes modelitos siempre es de agradecer, excepto cuando la disfrazan de mono púrpura peludo, pero su bochornosa interpretación nos demuestra que lo que haría un año más tarde en ‘Los Vengadores’ no fue casual. Y el amigo Arnie navega entre dos mares, en algunas escenas parece Terminator y en otras opta por autoparodiarse, aunque sigue conservando la presencia y el carisma de siempre. Que la verdad, para repartir cera es el actor perfecto, pero si lo que se pretende es plasmar las obsesiones y la profundidad de un personaje como Mr. Freeze… Pues no es la mejor elección. El propio Arnie declaró en una entrevista que «su personaje parecía una mezcla de Terminator y una nevera». ¿Qué más se puede decir?

Los personajes de Alfred y el comisario Gordon siguen igual que en anteriores entregas, y hay que reconocerles que intentan aportar un poco de seriedad en un panorama dominado por la tontería. Por otra parte, la inclusión de Elle Macpherson es bastante simplona y deja a esta bella mujer reducida a un papel de florero. Pero como he comentado antes, hay algo peor que la poca profundidad de los personajes, y es su caracterización.

En efecto, no sé muy bien en qué estaba pensando Schumacher cuando decidió dotar a los personajes con un tono tan claramente fetichista. Ya no se trata solo de los disfraces de cuero con pezones marcados que llevan Batman y sus dos ayudantes, sino que la propia Poison Ivy se mueve por las escenas como si una dómina del sado se tratara, acompañándose de una bestia parda con capucha de cuero y mallas que atiende por Bane. Y en fin, especialmente bochornoso ver a un fostiador de la talla de Arnold Schwarzenegger con bata y unas pantuflas con forma de oso polar, una imagen que duele sólo de recordarla y hace que nos preguntemos por qué aceptó un papelón como este. De todas formas, el mayor aviso que recibe la audiencia de lo que se avecina son los cutres créditos de entrada y esos primeros planos al detalle del culo de Batman. Toda una declaración de intenciones que pone en alerta hasta al más optimista.

Batman y Robin

Los alardes técnicos y visuales son una tónica habitual a lo largo de toda la película, de hecho son el lado bueno, pero cuando veo lo excesivo que es todo no puedo evitar pensar en un par de chirriantes detalles. El coche de Batman es uno de los elementos que más expectación suele despertar entre los fans. Y aquí vemos un claro retroceso, con un diseño estrafalario donde los neones y las luces son los absolutos protagonistas. No sé, más que el vehículo de un superhéroe parece que estén promocionando una discoteca. Y por si fuera poco la presentación del coche viene acompañada por la primera frase tonta de la película, que corre a cargo de Robin: «Quiero un coche. A las chicas les gustan los coches». Y la réplica de Batman, a la altura de las circunstancias: «Por eso Superman trabaja solo». Si alguien se ríe le invito a una copa. Así que como Robin no tiene coche le endosan una moto que aparece en un pedestal adornado con un horroroso logotipo de Robin. Y el logotipo está hecho de….?? Neones, por supuesto, que no falten. En ese momento, cuando contemplamos esa batcueva llena de luces, humo y decoraciones kitsh, empezamos a plantearnos si estamos viendo una película o un videoclip de Meat Loaf. Una similitud que se repite en innumerables escenas, como por ejemplo la fiesta benéfica que organiza Bruce Wayne y el baile de los monos púrpura.

Los ambientes chillones y sobrecargados nos acompañan durante toda la película. De hecho, el primer enfrentamiento con Mr. Freeze tiene lugar en un supuesto museo de arte. Y digo «supuesto» porque la decoración, los focos y el resto de parafernalia que adorna el edificio nos recuerda más a un escenario que a otra cosa. También nos sirve para comprobar que todo está hecho a saco sin importar lo absurdo que sea o las preguntas que suscite. Sólo así se explica que Batman y Robin lleven «casualmente» cuchillas en sus botas para poder patinar sobre hielo, que las personas puedan descongelarse como el que descongela croquetas o que haya un dinosaurio en una sala de arte. Bueno, esperad… ¿seguro que el dinosaurio no pinta nada? Pues sí, la verdad es que está puesto ahí para que Mr. Freeze pueda soltar uno de sus chascarrillos: «¿Qué mató a los dinosaurios?… La edad de hielo». Sé que cuesta de creer pero es cierto. En fin, toda la película está plagada de diálogos de este calibre y escenas descacharrantes que darían para escribir un libro, pero creo que se capta la idea.

No se puede negar que visualmente es una película que pretende impactar al espectador con unos buenos efectos visuales y sonoros. Pero en mi opinión ese abuso sistemático de las luces, los sonidos estridentes y una paleta cromática demasiado chillona dan al traste con todo. Se supone que Batman es un personaje oscuro, traumatizado por su pasado, y en esta película parece el rey del techno. Desde el principio y hasta el final, todo es dominado por el frío en una clara referencia a Mr. Freeze, y al final el que acaba helado es el público. A todo esto hay que añadir la banda sonora de Elliot Goldenthal que tampoco ayuda a calentar los ánimos.

Batman y Robin

Conclusión.
Los hechos hablan por sí solos. ‘Batman y Robin’ enterró a una saga y dejó en la UCI a un personaje emblemático de la DC que tardaría años en ser recuperado. Es una de las peores adaptaciones de cómic que recuerdo haber visto, un dudoso honor que comparte con otras mediocridades de cuyo nombre no quiero acordarme. Es cierto que si olvidamos todo lo que he escrito hasta puede que nos entretenga en momentos puntuales. O podemos contemplar diseños delirantes como esa pandilla callejera pintarrajeada con colores fosforito y pensar que nos hemos fumado algo. Pero seamos sinceros, a una producción de este calibre hay que exigirle más, muchísimo más.
Reconozco que no puedo evitar pensar en ‘Batman Begins’, porque representa en muchos aspectos todo aquello que debería haber sido y no fue. Unos personajes trabajados, una historia seria y consistente, y por encima de todo un trabajo de producción impecable. Es decir, todo lo que falta en esta película. Nunca me cansaré de repetir que una crítica siempre es subjetiva y en base a unos gustos personales, que todos tenemos derecho a decidir lo que vemos sin que nadie nos juzgue por ello. Pero amigos, en casos concretos como el que nos ocupa me atrevo a afirmar que lo mejor es olvidarse de que esta película existe. Y si alguien os amenaza con verla, corred tan rápido como podáis.

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