Rambo: Acorralado Parte II
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En 1985 un sólo hombre fue contratado por el gobierno de los EE.UU. para una misión que nadie más quería realizar. Su objetivo: infiltrarse en la jungla vietnamita, territorio hostil, para buscar pruebas de la presencia de prisioneros de guerra americanos retenidos por el Vietcong y los comunistas. Su orden prioritaria: no entrar en conflicto con los nativos. Pero esa orden iba en contra de sus principios. Era hora de actuar. Allí había hombres americanos recluidos en condiciones infrahumanas y no les quedaba mucho tiempo de vida. Cuando el enfrentamiento es inevitable y cuando la injusticia hace acto de aparición, sólo te queda una opción: actuar. Porque la única forma de vencer a la guerra es convertirte en guerra. Bienvenidos a la crítica de Rambo: Acorralado Parte II.

«Yo quiero, lo que ellos quieren. Y lo que cualquier otro que viniese aquí, a dejarse las tripas, y a dar todo lo que tiene… ¡quiere!: Que su país lo quiera tanto, como nosotros lo queremos. Eso es lo que quiero» (Rambo)

Crítica de Rambo: Acorralado Parte II

Tras el éxito internacional deAcorralado(Ted Kotcheff, 1982), Sylvester Stallone no dejó pasar mucho tiempo para volver a ponerse bajo la piel de uno los mayores iconos del cine de los 80, John Rambo. Hablamos de un personaje creado por David Morrell para la novela ‘First Blood’. Rambo es un veterano de guerra incapaz de re-insertarse en la sociedad. Una sociedad que dejó veinte años atrás para enrolarse en las fuerzas especiales y servir a su país. Sin embargo, servir en Vietnam le ha dejado serias secuelas que sólo la guerra puede mitigar.

Cuando encontramos a Rambo, al comienzo de este film, está cumpliendo una condena de trabajos forzosos en una prisión del gobierno estadounidense por los hechos ocurridos en la primera película. En un primer script, escrito enteramente por James Cameron, el film comenzaba de forma menos alentadora aún. En ese primer «borrador» Rambo estaba recluido en un hospital psiquiátrico de veteranos de guerra. Esto fue cambiado por Stallone para el libreto final. Cambios como este fueron los que hicieron que Cameron acabara renegando del guión y de su supuesto tono fascista.

George Pan Cosmatos fue elegido por el propio Stallone para ponerse detrás las cámaras. Y les fue lo suficientemente bien porque volvieron a colaborar en la recordadísimaCobra(1986), un glorioso policíaco con serial-killer espeluznante y una cinta que condensa los años ochenta en noventa inenarrables minutos de metraje.

La pre-producción de Rambo: Acorralado Parte II’ no fue un camino de rosas. De entrada, los productores querían que esta continuación se apuntara a la moda creada unos años antes porLímite 48 Horas (Walter Hill, 1982), la de las buddy-movies de acción (pelis de colegas en español). Para ello se llegó a pensar en John Travolta como compañero de armas de Rambo. Una proposición que el propio Stallone rechazó firmemente, pero que sería «retomada» en la siguiente entrega. Así pues, el supuesto personaje de Travolta acabó mutando en Co, el enlace nativo en la selva de Rambo (interpretado por Julia Nickson).

Otro que estuvo en el casting fue Dolph Lundgren. El coloso sueco se quedó a las puertas de dar vida a la mano derecha del villano de la función, el Teniente Coronel Podovsky, rol desempeñado por Steven Berkoff. A cambio fue contratado para ser el rival de Sly enRocky IV’, el soviético Ivan Drago. El que sí estuvo finalmente en la cinta fue el gran Richard Crenna, repitiendo como el mentor del héroe, el Coronel Trautman. Crenna, eterno actor de reparto, supo sacarle todo el jugo a su papel de padre-adoptivo de Rambo. Tanto que volvió para el tercer capítulo. Incluso se permitió la descacharrante broma cinematográfica de dar vida al mismo personaje en la spoof movie Hot Shots 2’ (Jim Abrahams, 1993). Esa comedia disparatada tomaba escenas de Rambo 2 y 3 y les daba la vuelta hacia lo absurdo.

Entrando en lo que es el terreno argumental nos encontramos una premisa principal claramente patriota (que nunca fascista). Rambo vuelve a la acción por su país. Además, el tono de la cinta ya no navega dentro del suvivor del original, y se inclina claramente por el actioner. Precisamente, este hecho es una de sus grandes bazas como secuela. Si bien ‘Acorralado’ dio a conocer al personaje, este film fue la gran precursora del mito y la creación del héroe de acción musculoso y solitario, patriótico y letal. Del soldado de fortuna.

El arquetipo descrito fue explotado excelentemente en películas posteriores por actores como Arnold Schwarzenegger o Chuck Norris. Pero no sólo las películas y los actores de acción se aprovecharon del éxito de ‘Rambo’… sino el género en sí mismo. Así surgieron una infinidad de cintas con la premisa del héroe atormentado y/o solitario por naturaleza. En ese sentido, hay que apuntarle otro tanto al marcador personal del film.

Dentro de lo que vienen siendo sus cualidades como película de género, Rambo: Acorralado Parte II’ se eleva como un largometraje de evasión con todas las de la ley. Una cinta sin pretensiones más allá del entretenimiento. Aunque hay que decir que su libreto está lo suficientemente politizado (estábamos en plena era Reagan y el Vietnam ya era un recuerdo de derrota dolorosa) como para no tomarla como una de acción sin cabeza.

George Pan Cosmatos supo llevar adelante la película con mano firme, aún teniéndonos casi media hora sin acción. Las escenas de Rambo & Co subiendo el río, a lo Apocalypse Now, están resueltas con muy buena mano y el espectador acaba creyendo lo que ve y escucha de boca del ex-soldado. Luego, una vez Rambo entra en acción, el film acelera su cuentakilómetros a todo gas y ya la acción no va a parar hasta los créditos finales. Ver a Stallone/Rambo aniquilar esbirros ametralladora o arco en mano, llevar con su inimitable estilo semejante machete, o correr delante de mil y una explosiones… es todo un orgasmo visual para el amante del género.

Dentro de las escenas de acción la palma  se la llevan las  brutales cazas al hombre que Rambo lleva a cabo en la selva. Allí, uno a uno, va aniquilando al ejército de Podovsky. Y ya ni hablamos de sus últimos veinte minutos finales. Un tramo final marcado por el momento en que uno de los personajes es volatilizado por una flecha explosiva de Rambo, o cuando éste toma el control de uno de los helicópteros comunistas y decide que es hora de hacer limpieza de rusos en la zona.

Todos lo anterior ha llevado a Rambo’ a ser considerada mejor que el original por muchos de los fans de la saga. Servidor no es de esa opinión, pero sí que comprende semejante flipamiento (que diría el maestro David González). Y lo comprendo porque estamos ante un apoteósico espectáculo de género. Uno de esos films que ya no se hacen. Un film que, visto hoy por primera vez, seguro que sacarían una buena retahíla de expresiones de asombro a más de uno.

Dentro de las actuaciones encontramos puros clichés ochenteros de la mejor cosecha. Un protagonista con un carisma fuera de dudas interpretado a la perfección por Sylvester Stallone. Sly apenas tiene que hacer los esfuerzos dramáticos del film anterior y se limita a centrarse en el apartado físico del personaje. Claramente visible es su transformación muscular de una película a la otra. A su lado, Julia Nickson es quien tiene a su cargo el papel de «interés amoroso» del protagonista. Atención a cómo va creciendo la relación entre ambos y a la secuencia en que Co le pide a Rambo que la lleve a los Estados Unidos. También al lado de Rambo regresa Richard Crenna como Sam Trautman. Apoyado en su cargo de Coronel ofrece a Rambo la nueva misión y la supervisa en tierra. Llegado el final, tiene otro emotivo e inolvidable diálogo con su pupilo.

Entre los malos tenemos a Steven Berkoff que se licenció como maloso europeo oficial del género con este papel del Teniente Coronel Podovsky. Memorable el momento en que pone un machete al fuego e impagable es su cara a los mandos del descomunal helicóptero que retará a Rambo a un duelo fratricida. Berkoff quedó encasillado para siempre como villano de la función. Finalmente, el actor de reparto, Charles Napier encarnó con su porte habitual al burócrata Murdock. Napier tenía a sus espaldas una filmografía bizarra a más no poder: desde ‘SuperVixens’ (ese relato de culto, en donde abundaban las buenas pechugas, firmado por Russ Meyer) hasta ‘3 ninjas peleones’, pasando por ‘Philadelphia’ (sí, la de Jonathan Demme con Tom Hanks ) o el explotation ‘Hot City’ de Larry Cohen. ¡Ah! Y no se pierdan tampoco a Martin Kove como uno de los esbirros/mercenarios de Murdock.

Dentro del apartado técnico, alabar la antológica partitura principal del maestro de maestros: Jerry Goldsmith. ¡Y cómo no! la inolvidable canción ¨Long Road¨ de Dan Hill. Por cierto, para los que no lo sepan, la canción que suena en los créditos finales está escrita e interpretada por Frank Stallone, hermano de Sly y ocasional actor. A Frank lo hemos visto, por ejemplo, en ‘BarFly: El borracho’, donde se curtía el lomo a base de bien con un inconmensurable Mickey Rourke.

En resumidas cuentas.
Poco más que añadir a lo ya expuesto. ‘Rambo’ es un film imprescindible para todo seguidor del cine de acción. Defenderla contra sus detractores, en su mayoría los típicos críticos de cine aburridos y anti-americanos de siempre, es una tarea titánica e imposible. Tanto como las misiones que lleva a cabo Johnny Rambo en sus films. Por ello, sólo queda recomendarla a todo aquel fan del cine de acción que aún no la haya visto (pecado mortal) y alzarla públicamente a los olimpos del actioner clásico ochentero.

Tráiler de Rambo: Acorralado Parte II

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